"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Thursday, October 12, 2006

EL CHISTE Y SU RELACIÓN CON EL INCONSCIENTE

En 1905 Sigmund Freud publica la obra que ahora nos sirve de título (Freud, S. “Der Witz und seine Bezeihung zum Umbewussten”, 1905). A más de cien años de su publicación su vigencia es indiscutible. Los chistes son juegos de palabras que según el folklore de cada sociedad, presentan de forma cifrada las verdades no dichas, por ejemplo en torno a la sexualidad y a la muerte. Esas verdades -secreto a voces- que por entrar en relación opuesta con los valores de la cultura (ética, moral, estética, moral religiosa) producen angustia y rechazo, vergüenza o asco abierto, tan solo para después “en lo secreto” desencadenar las más intensas risas y carcajadas; liberando la presión, des-ahogando ¿Quién cierra sus oídos a un buen chiste?

El Chiste (Witz, chiste, ingenio) es ingenio y gracia, articulado metafórica o metonimicamente; hace uso del símil, la comparación; la causa por el efecto; el continente por el contenido, y demás técnicas lo fundamentan. Por lo tanto al hacer un chiste se hace uso de aquellos juegos de palabras –y ritmos- empleados en la poesía. Se cifra “algo” no dicho, haciendo alusión de “aquello” es que se hace más presente. Los juegos de la alusión del chiste tienen su encanto; son juegos de sonidos y significados en donde por el trastrocamiento de las reglas sintácticas (fonética y semántica) que dan consistencia a nuestro –imperfecto lenguaje- es que aparecen las referencias veladas que producen la risa del chiste por el ingenio (Witz) Suceso que Freud descubrió en relación con el Inconsciente, con su funcionamiento; tanto como los síntomas, los sueños, los olvidos, los lapsus… producciones que cifran verdades rechazadas, reprimidas (desalojadas de la Conciencia) que retornan a la postre como elementos sin-sentido que cifran (sustituyen) en tanto en relación con “lo no peligroso, no dicho con palabras y de forma directa” pero expresado en imágenes del sueño, en síntomas psíquicos y físicos; de igual forma en chistes.

Si el Chiste cifra ciertas verdades, ¿Por qué es necesario ese proceso de “disfraz”, de cifra que demanda un desciframiento? Como cuando alguien escucha un chiste y no le entiende y demanda de lo demás “atacados de risa” una explicación para entenderle y poder compartir las risas. Al producirse tal desciframiento -claro y a todas luces- entonces el chiste ya no tiene chiste; apareció lo directo, ese elemento que por estar cifrado ingeniosamente, dicho solo como alusión, tenía tanta fuerza. Ejemplos, la picardía mexicana y las calaveras, versos humorísticos que se presentan en la festividad del día de muertos. Ambos articulan de forma cifrada los dos más grandes tabúes: la sexualidad y la muerte. Condiciones inherentes al ser humano, de las cuales no se puede huir; realidades que atemorizan al mismo tiempo que desencadenan los más intensos deseos. En el caso de la picardía, ésta surge como respuesta a la censura religiosa; al igual que el zapateado, vestigio ritual que suple los tambores que otrora sirvieran para invocar a los dioses; convirtiéndose en fiesta y baile, posibilitando su integración a los valores religiosos de la corona española. Por su parte las calaveras nos ayudan a lidiar con la muerte con humor, con lo siniestro, con la nada de nuestra existencia; a convertir el llanto en risas y viceversa. Los griegos tenían la tragicomedia, nosotros tenemos el albur, el choteo, el chiste, los versos jocosos y alegres a la muerte, a la calaca, a la huesuda. Pues la única posibilidad de vivir las verdades más aterradoras de la existencia humana es haciendo chistes de ellas, mofándonos de nuestras tragedias, jugando con ellas. En un mundo en donde las religiones, lo mismo que las ciencias, -sus sometimiento a la macro economía- carecen del más básico sentido del humor; no es de extrañarnos que justamente estos tres referentes sean las causas de los más grandes males de la humanidad, revertiendo su efecto aparentemente benéfico de darle sentido a la vida (religión) haciéndola práctica y “saludable” (ciencia, economía) produciendo al mismo tiempo la destrucción, promoviendo el odio y la discriminación. Afortunadamente existen chistes que lo presentan mejor que como lo expongo aquí: “Estaban un judío, un católico, un musulmán, un científico, un empresario y un político; entonces alguien dijo...”

*Periódico El Porvenir/Cultural,pp. 3. 27 septiembre 2006.

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