Wednesday, June 12, 2013
¿Qué se come cuando se come?
Thursday, August 02, 2012
Angustia: contexto creativo*
Thursday, February 16, 2012
El amor, el amor ¡Ay el amor!
Por
Camilo Ramírez Garza
Si el amor irrumpe como una “falla” –de pronto surge sin saber como ni por qué- algo se ve/encuentra en el otro a quien se ama; se pierde o destruye al intentar llevar dicho milagro de Eros al terreno de la seguridad y el control, entonces aquello sorpresivo del arrebato amoroso se pierde. Pues la seguridad y el control no se lleva bien con aquello evanescente del amor y del deseo; así como la felicidad en la vida, por paradójico que parezca, no radica en el control de todas las variables, propuesta biopolítica para el humano: pasar de la cualidad a la cantidad, a la cuenta que reduce las vidas singulares a simple cifra, moneda y estadística. ¿Cuánto vale ($) el amor? ¿Cuánto pesa? ¿Qué se ama cuando se ama a alguien? ¿Qué es ese “algo” (ese no se que que qué se yo) que se cree en el otro a quien se ama?
El amor surge sin cálculos ni formulas, sorprende, es un arrebato amoroso que quizás solo la poesía y la música,como las demás artes, logran dibujar, con lo imposible de retratar lo evanescente. Uno no programa de quién o cuándo enamorarse. “Aprenderás a amarme” –le grita con mucha autoridad el galán de telenovela a su imposible y lejana enamorada, ante lo cual ella no puede hacer nada. Ante la no correspondencia del amor, ella y él, están impotentes, limitados. El amor por ello es revolucionario, pues no admite reducciones al estilo del mandato de la política, la ciencia, latecnología y sobre todo del mercado. Por ello el amor es diferente a las relaciones-contrato al estilo del mercado donde el otro otorga un “servicio” a cambio de un producto y viceversa. El amor es un vinculo que no es estático, sino sujeto a laberintos, encantos y desencantos, que a sí como inicia puede acabar o atravesar diversos momentos, transformarse. Justo porque nada ni nadie, es siempre lo mismo y la misma cosa, así el amor también posee el dinamismo del cambio. Con la misma cuestión de que los cambios son riesgos ante los que a priori no se sabe qué surgirá; algo que se dice o hace, un cambio de amigos a novios a esposos a padres, y al revés, de novios a amigos, a nada, etc. nadie sabe con certeza qué es lo que dicho cambio en la vida de la pareja va a introducir, ni cómo los cambiará a cada uno. El peso de la rutina, su supuesta seguridad sobre lo que se hará tal o cual día, tal o cual fecha, etc. su aparentemente cansancio y fastidio, en ese sentido, también puede leerse como un miedo de no enfrentar lo verdaderamente traumático del amor: que no es seguro, que puede fallar, sorprender, transformarse, lo mismo que sí mismo o el otro.
El amor es un fracaso para jugar. Esto intenta decir que el amor en tanto elaboración ideal del otro y de sí (que todo sea perfecto, ordenado y sin fallas) es, además de una ingenua bella ilusión, una garantía condenada a mostrar su fracaso en la existencia del día a día. Ante lo cual se puede uno lamentar de que el otro no es lo suficientemente perfecto para sí –con la contraparte de que uno tampoco lo es, por supuesto- enojarse, si quieren, hacer berrinche, o recoger los efectos de la caída de los ideales mediante la estrategia del humor, (¡No hay amor sin humor!) justo porque del fracaso se puede uno enojar, pero también reír y sobre todo, aprender: que lo que falla del modelo ideal también es un desencantamiento que permite respirar, tranquilizarse, no ver la vida y el amor tan amenazadoramente, entonces se puede jugar y crear algo nuevo.
Twitter: @CamiloRamirez_
El amor, el amor ¡Ay el amor!
Por
Camilo Ramírez Garza
Si el amor irrumpe como una “falla” –de pronto surge sin saber como ni por qué- algo se ve/encuentra en el otro a quien se ama; se pierde o destruye al intentar llevar dicho milagro de Eros al terreno de la seguridad y el control, entonces aquello sorpresivo del arrebato amoroso se pierde. Pues la seguridad y el control no se lleva bien con aquello evanescente del amor y del deseo; así como la felicidad en la vida, por paradójico que parezca, no radica en el control de todas las variables, propuesta biopolítica para el humano: pasar de la cualidad a la cantidad, a la cuenta que reduce las vidas singulares a simple cifra, moneda y estadística. ¿Cuánto vale ($) el amor? ¿Cuánto pesa? ¿Qué se ama cuando se ama a alguien? ¿Qué es ese “algo” (ese no se que que qué se yo) que se cree en el otro a quien se ama?
El amor surge sin cálculos ni formulas, sorprende, es un arrebato amoroso que quizás solo la poesía y la música,como las demás artes, logran dibujar, con lo imposible de retratar lo evanescente. Uno no programa de quién o cuándo enamorarse. “Aprenderás a amarme” –le grita con mucha autoridad el galán de telenovela a su imposible y lejana enamorada, ante lo cual ella no puede hacer nada. Ante la no correspondencia del amor, ella y él, están impotentes, limitados. El amor por ello es revolucionario, pues no admite reducciones al estilo del mandato de la política, la ciencia, latecnología y sobre todo del mercado. Por ello el amor es diferente a las relaciones-contrato al estilo del mercado donde el otro otorga un “servicio” a cambio de un producto y viceversa. El amor es un vinculo que no es estático, sino sujeto a laberintos, encantos y desencantos, que a sí como inicia puede acabar o atravesar diversos momentos, transformarse. Justo porque nada ni nadie, es siempre lo mismo y la misma cosa, así el amor también posee el dinamismo del cambio. Con la misma cuestión de que los cambios son riesgos ante los que a priori no se sabe qué surgirá; algo que se dice o hace, un cambio de amigos a novios a esposos a padres, y al revés, de novios a amigos, a nada, etc. nadie sabe con certeza qué es lo que dicho cambio en la vida de la pareja va a introducir, ni cómo los cambiará a cada uno. El peso de la rutina, su supuesta seguridad sobre lo que se hará tal o cual día, tal o cual fecha, etc. su aparentemente cansancio y fastidio, en ese sentido, también puede leerse como un miedo de no enfrentar lo verdaderamente traumático del amor: que no es seguro, que puede fallar, sorprender, transformarse, lo mismo que sí mismo o el otro.
El amor es un fracaso para jugar. Esto intenta decir que el amor en tanto elaboración ideal del otro y de sí (que todo sea perfecto, ordenado y sin fallas) es, además de una ingenua bella ilusión, una garantía condenada a mostrar su fracaso en la existencia del día a día. Ante lo cual se puede uno lamentar de que el otro no es lo suficientemente perfecto para sí –con la contraparte de que uno tampoco lo es, por supuesto- enojarse, si quieren, hacer berrinche, o recoger los efectos de la caída de los ideales mediante la estrategia del humor, (¡No hay amor sin humor!) justo porque del fracaso se puede uno enojar, pero también reír y sobre todo, aprender: que lo que falla del modelo ideal también es un desencantamiento que permite respirar, tranquilizarse, no ver la vida y el amor tan amenazadoramente, entonces se puede jugar y crear algo nuevo.
Twitter: @CamiloRamirez_
Thursday, December 29, 2011
El fin que es principio
Camilo Ramírez Garza
Todo final se continúa en un principio. El final del año es el borde, el límite en una calendarización de 12 meses que hace un año de 365 días, usando los astros y estaciones como referentes para hacer dicho corte en el tiempo. Es una forma, entre muchas, en la que los humanos creamos los referentes de espacio-tiempo por donde transitamos.
El fin del año es una ficción de pasaje de un tiempo a otro que se da en el umbral donde el final coincide con el principio a la hora marcada 00:00 del 31 de diciembre. El año viejo que termina y da inicio en un solo segundo –como la vida que cambia de un instante a otro- al año nuevo. Junto a “nuevas viejas expectativas” el imparable tiempo que a su paso todo alcanza transcurre entre fiestas y esperanzas para algunos, y trabajo y soledad para otros. Cada quien vive ese pasaje a su tiempo y a su modo.
El año nuevo da la sensación de ser un lienzo limpio y lleno de posibilidades. Un lugar por done realizar trazos pendientes y recientes (¡Ahora si voy a…!) proyectos, anhelos y deseos. Sin embargo a menudo lo nuevo puede también angustiar, justamente por ser algo no conocido que implica la creación a partir del desconocimiento, no solo de la vida y la supuesta realidad en la que se vive, sino un desconocimiento de lo que se supone que alguien es o no es. Ya que el ser es algo vacío, lleno de equívocos y desconocimiento. Por ejemplo, si uno se espera a estar listo para hacer o emprender algo que se desea hacer, nunca se hará. Si uno responde solo desde lo conocido (habilidades, errores, etc.) que se creen tener, la acción se limita. Por lo que es conveniente no conocerse demasiado. No hacerle tanto caso a lo poco o mucho que uno cree saber de sí, sino emprender lo que se desea hacer, así, precisamente porque se desea hacer, y no por que uno tiene las habilidades, requisitos y bla bla bla que supuestamente garantizarían el existo de no sé qué cosas….
Algunos de los deseos de año nuevo son solo eso, deseos. Solo los formulamos y tenemos para desearlos, pero no para realizarlos, sino para que organicen algo: a veces culpa, sueños y anhelos frustrados que hagan llorar gozosamente. Otros deseos quizás si se realizan, pudiendo emprender con ellos algo, una experiencia, que no sabemos a dónde nos llevará, un encuentro, cuando no un re-encuentro con eso que creíamos jamás poseído o perdido. ¿A dónde quieres que te lleven tus deseos? ¿A dónde te dejarás –sin muchas garantías- conducir por eso que dices desear realizar?
Camilo Ramírez Garza es psicoanalista, escritor y comediante, ¡Valga la redundancia! Desarrolla su actividad en la atención clínica psicológica, consultoría a docentes y profesionales del campo de la educación, así como en sectores empresariales. Es conferencista internacional. camilormz@gmail.com Web site: http://camiloramirez.jimdo.com
Monday, July 25, 2011
Miradas
por
Camilo Ramírez Garza
Entre el tráfico cargado a la hora pico, unos ojos hermosos me miraron de coche a coche, parecían sonreirme. Esa mirada viajaba entre un convoy de policías y militares.
El decorado en sus pestañas y cejas, así como su cuerpo ceñido al disfraz de batalla color negro distraían la atención del uniforme policial, su ametralladora cargada y su pasamontañas, listos para la batalla.
Entonces pensé: mirada anónima de mujer que tras el pasamontañas posee su historia.
Monterrey, Nuevo León, México, 20 julio 2011
Saturday, July 16, 2011
Psicoanálisis del viaje*
Camilo Ramírez Garza
psicoanalista, escritor y comediante
La vida es un viaje.
Vamos conociendo, desconociendo,
encontrándonos.
Y a veces, incluso, desconociéndonos.
La memoria es el tesoro sutil y fugaz
Todo viaje es un encuentro. Así como un re-encuentro con algo que se creía perdido. Viajar implica no solo un desplazamiento geográfico sino subjetivo: salir de lo que se considera lo propio (lugar de residencia, rumbos, gente, familia, amigos, trabajo, idiosincrasia, valores, lengua, imágenes, etc.) ir al encuentro con lo diverso: la multiplicidad de matices y texturas, bajo diferentes formas, colores y sabores. Ver la otredad con nuestros ojos –y al regresar- lo propio con unos nuevos, transformados, produce un cambio que no se sabe a priori a donde llevará. Por ello el viajar es una experiencia de descanso y diversión: dejar por un momento la costumbre de ser uno mismo en relación con lo conocido, la pesadez del ser. Entonces se expande el mundo, “mi” mundo, cuando me encuentro compartiendo la mirada con aquellas miradas que vi:
“Me descubro en mis imágenes. Aquello que miro es aquel que mira: yo mismo. Soy una imagen entre mis imágenes y cada una de ellas, al mostrar su realidad, confirma la mía…De pronto, y muy pronto, la coincidencia se rompe: no me reconozco en lo que veo ni lo reconozco. El mundo se ha ido de sí mismo…” (Octavio Paz, El Príncipe: el clown, 1978) Entonces se advierte que la vida es puro cambio, camino y viaje, miradas en movimiento.
Sigmund Freud, creador del psicoanálisis (y además con un intenso miedo a viajar en tren, el cual no le impidió pasearse durante toda su vida) para explicar en qué consiste el método psicoanalítico, utilizaba una metáfora del viaje: "Diga, pues, todo cuanto se le pase por la mente. Compórtese como lo haría, por ejemplo un viajero, sentado en el tren del lado de la ventanilla que describiera para su vecino del pasillo como cambia el paisaje a su vista" (Freud, “Sobre la iniciación del tratamiento, 1913) justamente porque todo viaje es un descubrimiento, una confrontación y encuentro con aquello que se considera estable y permanente de sí mismo y del mundo conocido (ideas, valores, nociones, costumbres, etc.) por el contraste con los usos y costumbres de las personas de otros lugares, precisamente como sucede durante un psicoanálisis: el sujeto “viaja” por sus ocurrencias y descubre en dicho “viaje”, algo que en cierta formar siempre supo, pero no podía ver. Por ello el viajar no es para todos, hay quien no desea ser confrontado en la visión única de “su” mundo, lo nuevo le aterra, prefiere quedarse en el mismo lugar aunque recorra grandes distancias. “El que nace para maceta no pasa del corredor” advierte la sabiduría popular. Por ejemplo quien acostumbra ir a un restaurant y lugar nuevo a comer y hacer exactamente lo mismo.
El viaje es búsqueda, encuentro y desencuentro. Descifrar lo infinito en lo finito. Celebrar todos los años, los rumbos, las épocas, la vida y la muerte en breves instantes, donde confluye lo conocido y desconocido con el porvenir, en una polifonía de texturas, ideologías y sabores donde se experimenta aquello que se creía perdido y que se ha finalmente (re)encontrado.
Camilo Ramírez Garza es psicoanalista, escritor y comediante, ¡Valga la redundancia! Desarrolla su actividad en la atención clínica psicológica, consultoría a docentes y profesionales del campo de la educación, así como en sectores empresariales. Es conferencista internacional. camilormz@gmail.com Web site: http://camiloramirez.jimdo.com
Thursday, June 30, 2011
Vidas sin consecuencias
Wednesday, June 22, 2011
La función del psicólogo hoy
por
Camilo Ramírez Garza
Es lugar común declarar que todos necesitamos ir a un psicólogo, que si todos fuéramos a atendernos con uno, el mundo sería mejor y bla bla bla. Al extremo de casi casi cambiar el Himno Nacional Mexicano por “un psicólogo en cada hijo te dio”. Lo miso sucede en una conversación cuando se mencionan problemáticas sociales (criminalidad, desempleo, drogadicción, corrupción, etc.) siempre, más o menos, se concluye que hay que fortalecer la educación, que si la educación empieza sobre todo en la casa, que si los padres, que si los maestros, que si la pérdida de valores generalizada, que si la metodología y modelos de enseñanza, etc. Cada quien lleva “agua para su molino”, mientras los sindicatos piden más y más recursos, ampliación excesiva del presupuesto para “atender” tales lastres con mejores herramientas, programas y profesionales más capacitados, plataformas que permitan desplegar integralmente en todas las áreas recursos eficáces y demás bla bla bla blas, algunos alumnos se cuelgan de la queja gozosa “de lo que le falta…a la escuela, a sus padres” para realmente ahora si estudiar, en lugar de hacer lo propio y mejor con lo poco, mediano o mucho que hay.
Mientras que es maravilloso, sobre todo para los “psi” (psicólogo, psiquiatra, psicoanalista, psicopedagogo, etc.) que las puertas de todos los órdenes, espacios y profesiones, se abran para dar recepción al saber de la psicología, y así, quienes nos dedicamos a alguna variante de la misma, tengamos trabajo, posibilitando nuestra subsistencia, por otro lado dicha demanda en constante aumento, plantearía su vacuidad, inicia por “servir para todo” al grito de “¡Llévenlo a un psicólogo!” exclamación de talk show y termina “sirviendo para nada”, como también diversas interrogantes sobre el quehacer del “psi” hoy: una en específico ¿Hasta qué punto los diversos discursos y psicológicos, empiezan o terminan, por producir malestares mayores de los que supuestamente deberían atender, individual y socialmente, justamente por la forma y posición que los psi asumen ante el humano y sus sufrimientos: una posición de persecución, especie de policía de la salud mental del deber ser?
No cabe duda que a los “psi” se nos piden cosas, pero muchas de ellas tienen que ver con pretender “quitar eso” que es intolerable a la manera en la que el mercado a permeado con sus lógicas todos los órdenes: quiero bueno, bonito y barato, y lo más rápido posible y sin esfuerzo ni sufrimiento, pues me molesta que esté así. Quienes trabajan en el ámbito educativo sabrán que muchas de las quejas de los docentes o maestros sobre sus alumnos, que terminan por ser referidos al especialista “psi” tienen que ver más con cuestiones de imposibilidad de sus propios quehaceres como docentes y padres. Cosa que, antes de pretender calmar mágicamente esas demandas al estilo de “Si, déjeme le quito eso que tiene su alumno o hijo y que a usted le molesta” se interrogaría sobre el sentido de tal o cual malestar tal cual se presenta en el momento presente, y atender a quien tenga la problemática sobre cómo atender, más que hacer historias tramposas sobre causalidades o factores de riesgo y protección que estarían participando de manera multifactorial en la gestación del malestar bla bla bla bla bla, lógicas que terminan siendo verdaderos instrumentos de persecución psicológica sobre el deber ser y hacer, instrumentadas en las tan mentadas estrategias de prevención (Cfr. “Vigilar y castigar” de Michel Foucault) dejando de lado la intervención que logre advertir y atender el sentido de tal o cual padecimiento no solo para quien lo sufre, sino para quienes están implicados en ello, así como lo cómodo que en algún momento puede ser para alguien tener tal o cual pesar.
La psicología es muy necesaria, sí, claro. Pero una de las funciones que creo se debe atender es que quienes trabajamos en contextos psicológicos, tomemos en cuenta, de inicio, intermedio y finalización, el efecto subjetivante que tienen las palabras, teorías y ocurrencias que decimos en diversos ámbitos, sobre todo cuando son éstas las productoras de malestares psicológicos que después paradójicamente regresan para que sean atendidos por un psicólogo.
Twitter: CamiloRamirez_
http://columnacamilo.jimdo.com
Thursday, June 09, 2011
TEJIDO SOCIAL
por
Camilo Ramírez Garza
“Tal parece que en estos tiempos se prefieren
las pastillas a las palabras”
“Más enérgica y radical es la acción de otro procedimiento: el que ve en la realidad al único enemigo, fuente de todo sufrimiento, que nos torna intolerable la existencia y con quien por consiguiente, es preciso romper toda relación si se pretende ser feliz en algún sentido. El ermitaño vuelve la espalda a este mundo y nada quiere tener que hacer con él. Pero también se puede ir más lejos, empeñándose en transformarlo, construyendo en su lugar un nuevo mundo en el cual queden eliminados los rasgos más intolerables, sustituidos por otros adecuado a los propios deseos.” (Sigmund Freud, El malestar en la cultura, 1929) Hay quienes insisten obstinadamente en realizar tal “limpieza” del mundo, que al hacerlo, rasgan el tejido social que organizaba –mal o bien- una forma de construcción de colectividad y de Estado. Como señala Juan Villoro, en El imperio del narcoterrorismo en México, el pasaje del priísmo al panismo, con sus ideales de pureza y limpieza, ha transformado las lógicas que otrora organizaran “el tejemaneje” social: “Terminado el monopolio del PRI, los códigos de la impunidad se disolvieron sin ser sustituidos por otros. ¡Bienvenidos a la década del caos! A ocho años de la alternancia democrática, México es un país de sangre y plomo.” (Juan Villoro)
En estos tiempos se dice que el tejido social se ha rasgado, expresión portadora de un malestar generalizado cada vez más intenso: del fracaso del capitalismo rapaz dador de “progreso” que genera igual extremos de riqueza que de pobreza, al fracaso de la representatividad de los supuestos gobiernos democráticos, a la proliferación de un crimen cada vez más cruento y fatal, a las deficientes condiciones sociales de educación, empleo y salud que el Estado dispensa, que de estar en grados mínimos permitirían al ciudadano poder no solo sobrevivir, sino vivir y disfrutar. En un contexto cada vez más desesperanzador en donde pareciera que la única propuesta y salida posible es la que ofrece el mercado con su imposición superyóica postmoderna: ¡Debes de gozar! Irónicamente coincidente con la del Estado, el narcotráfico y el biopoder de la fármaco industria. ¡El sujeto se “vaciando” de discursos y diálogo, para quedar lleno del predominio de la siempre imagen cautivante e inmediata, supuesta portadora de la verdad, lo mismo que del terror, el miedo, la desesperanza y el estrés! Del pasaje de la lógica de las ideas, de los discursos, a la de la imagen, y de ahí a la del organismo como certeza... De la oreja, al ojo, a la boca.....una erótica de puro llenado, quedándose atragantado sin poder hablar, amordazado con comida, bebida, drogas legales e ilegales.
Pasar de la protesta genuina a la letra que intente organizar los hilos del tejido social mediante leyes y políticas públicas eficaces, con la apuesta de bienestar social (“Toda psicología social es también psicología individual” Freud) que restituya las condiciones mínimas indispensables, y luego continúe hilvanando la participación de todos aquellos sectores y ciudadanos que se quedan en la periferia sin poder enlazase, ni transitar de condiciones de miseria, pobreza, a las de mejores oportunidades para ellos y sus hijos, serían las medidas realmente incluyentes de atención a la salud y bienestar laboral, siempre en constante relación que desarrollan a un país. En lugar de eso, pareciera que el Estado Mexicano opta por sacrificar a toda costa los tejidos sociales que son soporte de la atención a los grupos vulnerables, en vez de ello, apuesta solo por el terror y el miedo –legal o supra-legal, perverso- como restitución de un “orden que jamás llegará” en donde el menaje enviado es:”la fuerza del Estado te encontrará y aplastará por las buenas o por las malas, pues “Haiga sido como haiga sido” (Calderón al referir su llegada a la presidencia cuestionada como fraude electoral) te exterminaremos, asesinándote….para poder vivir en un mundo tranquilo y hermoso….¿Será?
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Monday, May 09, 2011
Lo que seduce del crimen
por
Camilo Ramírez Garza
No pretendo hacer una apología del crimen. Sino abordar –no son riesgos- algo que queda de lado por diversos órdenes sociales: el objeto seductor del crimen, eso que encanta, tanto para quien lo ejecuta, como para quien observa y sigue las labores del crimen, así como aquellos que lo capitalizan entreteniendo con sus noticias.
Como su etimología lo indica, crimen es “cortar, cribar, cernir”, ¿Qué se corta, sino lo que se pensó unido? Mientras que Rousseau hablaba de “romper el contrato social”, podríamos decir que en ese nivel se sigue considerando el lugar y función del contrato, en el acto de romper habría un reconocimiento y una posibilidad de poder resarcir lo roto. En estos tiempos –si me permiten la expresión- no se rompe ya el contrato, se mata al que lo hizo y a aquellos que mantienen un lazo gracias a él, la-sociedad civil (terrorismo: eso es a lo que Javier Sicilia se refiere a “Han roto sus códigos de honor” en su llamado a los delincuentes) con un cierto halo de “sublime angelical-abyecta pasión” en el delincuente, al cual se le supone un goce excesivo de amo total: todo el poder, todo el dinero, todas las mujeres y lujos. Son los temas de los relatos y canciones del narco. Ideales que, por más que se lo niegue, son los mismos de los del mercado y la buena educación para muchos niños, jóvenes y adultos: estudiantes, amas de casa, profesionistas, servidores públicos. De ahí que pudiéramos decir que en los delincuentes queda representado “Eso” compartido por el resto que no se ejecuta, sino guarda una relación de horror con el crimen, mientras que el otro –el criminal- si expresa horror/fascinación. “La neurosis es el negativo de la perversión”
-decía Freud.
Por paradójico que parezca, la humanidad rinde homenaje a los que dejan columnas de cadáveres, no solo porque la muerte es “El” asunto humano por excelencia: la muerte de otros nos rebota hacia la nuestra, sino por lo excesivamente enigmático que es “el más allá” desde el más acá. ¿No cumplen esa función las referencias de gente que en pláticas presume que conoce a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que es…? (narco, diputado, alcalde, gobernador, presidente...) Deseo-Vida-Muerte-Sexo-Crimen-Poder es un circuito que sostiene la existencia, dejándola asomar como por una rendija, algo que funciona como un objeto obscuro y del cual se considera que es mejor mantenerlo negado, hacer como que no es motor pujante del mundo. ¿Acaso Silvio Berlusconi no ha hecho público algo que es el “pan de cada día” del poder?
¿No es acaso el mismo elemento seductor asesino-trágico- salvador, el que encontramos tanto en las labores del crimen organizado como en los comerciales del gobierno federal mexicano, ambas con impunidad, donde se enlistan una vez más las atrocidades de diversos capos del narco, y que ha sido el gobierno quien los ha detenido, en algunos casos ultimándolos y exponiéndolos al teatro del patíbulo televisivo, manchados de sangre, cubiertos de billetes para la hora del show? ¿Qué es lo que en realidad le molesta-sirve tanto al Estado del crimen? ¿Tener finalmente competencia sobre quien controlar a la ciudadanía? ¿No es acaso el culto al crimen, un retorno al poder supuestamente ilimitado del soberano, aquel que tenía control sobre la muerte? ¿No es acaso el mejor control hacia el ciudadano: sentir que estamos o en las manos del crimen o del estado, los malos y los buenos? ¿Por qué de pronto el quehacer del Estado y del crimen, parecieran tan iguales? Incluso compartiendo la formula: no es solo el narco quien mata ahora, sino también las fuerzas del Estado.
La desconfianza, fatalidad y paranoización de la existencia en los ciudadanos no es solo la de vivir con miedo permanente, efecto de la delincuencia, sino una actividad que encuentra una noción erótico-fatalista poblada por “quienes si cumplen”, en donde, incluso, –compárenlo con lo que oyen en sus charlas con amigos- se considera aplastante y sin escapatoria el quehacer del criminal: se duda de la promesa de un “x” político, mientras se toma como “ley de la carne” (Cfr. “El imperio del narcoterrorismo en México, de Juan Villoro) eso que el criminal dice que hará, o simplemente ejecuta, cortando el elemento de decir, sentenciar y ejecutar. En ese sentido -al más puro estilo de la ironía- ¿Qué sucedería si las lógicas se intercambiaran: si los políticos cumplieran, y los criminales se volvieran un poco, o un mucho, políticos: que lo que dicen que harán, finalmente quede en pura palabrería?
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Monday, April 25, 2011
La sabiduría del ocio
La sabiduría del ocio[1]
Camilo Ramírez Garza
"...estamos hasta la madre porque sólo les importa el dinero,
el poder, su pinche "competitividad" y el consumo desmesurado."
Javier Sicilia
El ocio es uno de los más grandes placeres, así como –por más paradójico que parezca- productor de sabiduría. Detengámonos aquí, ya que he mencionado una palabra, a la vez majestuosa y sencilla, como es “sabiduría”, y aclaremos un punto: no existe escuela alguna, ni la más prestigiosa a nivel local, nacional o internacional, esa a la cual todos quieren aplicar y contarse entre sus filas, con miles de consejos consultivos, recursos, instalaciones, historias y grandes pasillos, que logre transmitir sabiduría en si misma. ¿Cómo es eso? Justo porque la sabiduría es de otro orden: de experiencias de vida y no efecto en serie de ambientes “controlados” al estilo de experimentos o modelos de competencias, valorados, medidos y cuantificados como procesos industriales. A lo mucho lo que las escuelas -de kínder a universidad- podrán otorgar es conocimiento bibliográfico y operativo, al estilo “How to do it”, pero no experiencias que tengan como efecto el saber-hacer, de ahí un segundo inicio –podríamos decir- de la formación ya en el ámbito laboral. Eso no quiere decir que sean del todo desdeñables las clases y credenciales que otorgan las escuelas. La mayoría del mundo se mueve por dichas lógicas. Sin embargo, quizás el ocio también es una escuela, pero de vida (del gr. Skolé: ocio, tiempo libre) de la contingencia. Después de todo no es casualidad que “ocio” guarde una relación etimológica con la raíz de la palabra latina “escuela”, Schola.
¿Qué tiene que ver el ocio con la sabiduría? Pareciera una paradoja ponerlos en relación, todo lo contrario a la visión de la producción como desarrollo de ¡éxito!, que busca acumular capital a la vez humano y monetario. Que interesante que se le llame con el común denominador, “capital”, a dos cosas tan diferentes, justamente la visión de la empresa y Estado (biopoder) como la de los nazis y el crimen organizado, consiste en reducir al humano a simple cifra (%,$, etc.) El ocio no es solo la madre de todos los vicios, como creerá, sino el contexto de las ocurrencias creativas que suscitan las artes, donde habita lo verdaderamente importante: la nada de donde surge todo. Por ejemplo, que tanto nos hacen falta, la falta. son éstas las que funcionan en parte como la memoria de la humanidad, así como interrogantes sobre en lo que nos hemos convertido el rumbo que vamos tomando. Y que decir de los millones de inventos que surgen de la contemplación del sabio inventor.
El ocio guarda además una relación con la lentitud, estar en el cuerpo en el instante presente, sin urgencias ni planes llenos de cosas por hacer. Podríamos decir que son dos eventos que hacen tomar cabal noticia de estar: el nacimiento y la muerte. De todos los demás podemos ausentarnos, hacer como que no estamos, de estos no. Eso es quizás lo que más se disfrutan de las vacaciones: dejar la pre-ocupación por la ocupación del descanso y el ocio: el placer de hacer nada, vivir el instante. Hasta que, por supuesto, aparecen los nutridos paseos exprés que ofrecen el recorrido turístico, el paseo, el relato, la foto, el souvenir, que es imposible no pensar, que incluso el descanso y diversión, deben de ser administrados, sobrecargados. De ahí que no sea extraño necesitar unas vacaciones de las vacaciones, una vez que uno retorna. Pues allá la apuesta fue también “gozar al máximo”
Mientras que los avances tecnológicos nos han acortados las distancias y tiempos, acelerando y eficientizandando los recursos (valores del mercado) el cuerpo ha quedado saturado de actividades, dejarlo caer, sentir, es ya un paso para descansar.
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