ACTOS DE AMOR
Por
Camilo E. Ramírez Garza*
“Jamás olviden que nada de lo tocante al comportamiento
del ser humano en tanto sujeto, puede escapar
del sometimiento a las leyes de la palabra”
J. Lacan, 1956 “Las Psicosis”
En una serie norteamericana (“My wife and kids”, EUA; 2001-05) una madre dice a su hijo: “Hazme caso, vas a hacer lo que te digo ¡Recuerda que yo te traje al mundo y también te puedo sacar de él!” se hace una pausa, y todos –junto a la risa enlatada- reímos.
El pasado domingo 3 de febrero a las 6:30 a.m., en el municipio de Hualahuises, N.L.[2] la profesora Magdalena Álvarez Castillo, de 43 años, empuñando una pistola calibre .38 especial -herencia de su padre- disparó a sus hijas mientras dormían: a Mónica de 9 años, en la cabeza, falleciendo al instante; Magdalena de 18 en el tórax y a Cinthia de 20, en la sien, para finalmente suicidarse. Magdalena y Cinthia se encuentran aún internadas en el hospital.
La noticia se transmite, se va construyendo “un caso público”; que para efectos de lo que se desea transmitir, poco importan los hechos en sí, lo que éstos podrían enseñarnos; viéndose reducido a una enferma mental, locuras de una trastornada que pudo haberse atendido oportunamente, inclusive no hay quien falte en ofrecer tan lamentable suceso como justificación para aprobar la “Ley de la familia” para el estado de Nuevo León.
El pasado domingo 3 de febrero a las 6:30 a.m., en el municipio de Hualahuises, N.L.[2] la profesora Magdalena Álvarez Castillo, de 43 años, empuñando una pistola calibre .38 especial -herencia de su padre- disparó a sus hijas mientras dormían: a Mónica de 9 años, en la cabeza, falleciendo al instante; Magdalena de 18 en el tórax y a Cinthia de 20, en la sien, para finalmente suicidarse. Magdalena y Cinthia se encuentran aún internadas en el hospital.
La noticia se transmite, se va construyendo “un caso público”; que para efectos de lo que se desea transmitir, poco importan los hechos en sí, lo que éstos podrían enseñarnos; viéndose reducido a una enferma mental, locuras de una trastornada que pudo haberse atendido oportunamente, inclusive no hay quien falte en ofrecer tan lamentable suceso como justificación para aprobar la “Ley de la familia” para el estado de Nuevo León.
Miradas de condena-explicación-delimitación y prevención[3], y no la que Magdalena Álvarez Castillo refiere: que se trata de un acto (extremo) de amor por sus hijas. Como sucede a menudo, la palabra del loco se desacredita, se le quita todo valor, no se le escucha. ¿La muestra? Se presentan extractos de lo que se dice su diario, pero siempre en trozos y de manera estática formando una imagen ya acabada, a un lado de palabras como ¡PELIGRO! Cuando en realidad se tratan de 10 hojas de una apretada escritura, a puño y letra, que ha dejado en la mesa del comedor de su casa la Profra. Magdalena. Entre las que se dice: “No hay salvación: Mis hijas son mis hijas y me iré con ellas en búsqueda de un mundo mejor. Lo siento. Te quiero. Compréndeme. Amo a mis hijas, vivo y muero por ellas. Dios es mi fuerza” “Defendí a nuestras hijas con fe y con amor, pero creo que la muerte también es justa y estaremos en paz: Entiérranos juntas donde están tus papás”, etc. (EL NORTE 05.02.08)
Se deslindan responsabilidades: ella, él, esos, los locos, están allá, son enfermos neurológicos, genéticos o adictos (“Pudiera ser, también que esta mujer consumiera cocaína o anfetaminas que le dispararan delirios de persecución o pánico por un daño potencial;“El estrés crónico en una persona genéticamente susceptible es un detonante…”, “Culpa y mucho conflicto con la sexualidad, determinantes previos- dijeron los expertos, Leroux, De León y Gzz” (El NORTE 6.02.08) No importa la precisión de los diagnósticos, basta con sugerirlo (esquizofrenia paranoide, paranoia, psicosis, etc.) La cuestión es plantear la vigilancia de “las señales de alarma” (“Hay otras Magdas” EL NORTE 8.02.08) que de haber recibido atención médica oportuna se habría podido pre-venir. Nótese que “los expertos” se suprimen de lo que dicen. ¿Ellos que serían, sociópatas, amos de los diagnósticos, jueces con delirios de grandeza –como catalogan a la Profra Magdalena Álvarez? Jueces paralelos, les ha llamado Foucault.
¿Por qué no reproducir completamente las 10 hojas? Ver, a la letra, lo que éstas plantean: que se trata de un acto loco por amor o una locura amorosa, valga la redundancia -pues el amor es ya una locura- donde la normalidad no existe. Por eso mismo, al ser algo compartido, reímos al escuchar: “Recuerda, si te traje al mundo, también te puedo sacar de él” porque nos muestra un matiz del amor, en particular del amor materno, su entrega y exclusividad. Si acaso estos hechos pueden enseñarnos algo, más allá de las reducciones mecánicas (cerebrales, morales y genéticas) es que el amor, más allá de flores y chocolates, se sostiene (pende) en una implicación de arrebato, deseo, sufrimiento, protección y muerte.
Monterrey, Nuevo León, México
Domingo 10 de febrero 2008
* Psicoanalista. Profesor y supervisor en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) México. Profesor Facultad de Psicología de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) campus Monterrey. camilormz@gmail.com.
[2] Municipio que, junto a Allende, Montemorelos, General Terán y Linares, conforman la Zona Citrícola, o “naranjera” del Estado de Nuevo León, México.
[3] Lo mismo sucedió hace ya casi un año (16 de abril 2007) con la masacre en Virginia Tech, Seung-Hui Cho escribió y video grabó un amplio testimonio, que finalmente no fue escuchado; predominando las explicaciones sobre trastornos neurológicos, psiquiátricos, preexistencia de ciertos marcadores genéticos (diagnósticos de todos tipos, autismo, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar) incluso llegó a tener cinco diferentes terapeutas. Véanse los resultados, las “señales de alarma” del Virginia Tech Panel Review http://www.vtreviewpanel.org/