"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Tuesday, September 21, 2010

Subvertir el circuito positivo-negativo


por

Camilo Ramírez Garza

“¿Qué hace que la política de la vida termine

por acercarse inexorablemente a su opuesto”

Michel Foucault

Siempre que se aborda lo positivo y lo negativo, me es imposible no remitirme al mundo de las matemáticas - ¿La matematización de las vidas?- en particular a la recta numérica y sus cuadrantes. Así como al genial texto de Nietzsche “Genealogía de la moral” en donde aborda cómo surgen históricamente las nociones de bueno y malo, aparejado –por alguna razón de poder- con las de belleza y riqueza, y de ahí también la de salud/enfermedad para dar cuenta de lo normal/anormal no solo en términos médicos, sino, sociopolíticos y psicológicos.

Dadas las características trágicas de nuestro país, México, estado, Nuevo León y ciudad, Monterrey, como muchas otras ciudades del norte, sur, este y oeste… ¡Pareciera que la tragedia se ha extendido por todo el territorio nacional!- sería para muchos, imposible, no desmoralizarse y dar por sentado que la realidad cada vez va a estar peor, es decir, reconocerse como “pesimista”. Mientras otros –aparentemente opuestos- los positivos, intentarían contrarrestar las malas “vibras” de aquellos. Bueno, tal no pudiera ser, puesto que, estructuralmente, positivos y negativos, son lo mismo: uno se define por el otro, ninguno puede existir aisladamente, al intentar afirmar uno de ellos, más aparece su opuesto, querer erradicar la negatividad o el pesimismo, con argumentos ideales-positivos solo hace “crecer” en más medida la negatividad, puesto que al plantear insistentemente lo positivo, los ideales, más el sujeto toma conciencia de lo lejos que está de cumplir dicho ideal. Algo similar sucede con la culpa: entre más me planteo cumplir mis más altos ideales, erradicar la culpa, sentirme bien, más se afianza y se abre la brecha para sumirse en el desgano, el pesimismo y la apatía. Por ello, paradójicamente, no hay cosa más triste como la alegría positiva, así como no hay nada más alegre que la tristeza. ¿Ejemplos? 1) Las galletas de la mala suerte, equivalente de humor negro de las famosas galletas de la buena suerte, aplicación de la red social del Facebook, donde al abrirla te da un fatal mensaje que paradójicamente, termina por producir mucha alegría; 2) lo mismo que los desmotivadores, cómicos que se burlan de las “bien intencionadas” posturas positivas de la vida, permiten salir de las redes de dicho circuito: positivo-negativo; optimismo-pesimismo; paz-violencia; sentimentalismo-indiferencia, etc. Circuito que encapsula al sujeto en una tristeza sin posibilidades, fuera de las dos “negatividad” “positivismo”. 3) El juego de fútbol, el clásico regio ente rayados y tigres, que se planteaba como pro paz, terminó en trifulca.

Una forma de subvertir dichas redes que imposibilitan el verdadero cambio, pues siempre se tiene la idea que hay que cambiar primero, ser positivo, dejar de ser negativo, para cambiar, mejorar, desarrollarse. Es salir del circuito ideal de paz, positivismo, etc. para asumir una posición des-sentimentalizada, a la manera en la que, por ejemplo, Gandhi y Martín Luther King lo hicieron: afectaron órdenes establecidos denunciando sus poderes, no desde el sentimentalismo o positivismo (sufrimiento de la India o de los negros) sino planteando sus derechos laborales y como ciudadanos, es decir, tomando el contexto en donde se generan los malestares que se padecen socialmente, más allá de a priori “ser” pesimistas o positivos, se salieron de dicha dupla igualmente de infecunda, para otorgar vías de cambio y transformación social, vía movimientos pacíficos, realmente violentos en su efectividad, entendido por violencia: la posibilidad de poner en jaque a todo un país e imperio.


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*Articulo publicado en el periódico El Porvenir (15/09/2010) p.2. Monterrey, Nuevo León, México

Saturday, September 18, 2010

¿Cómo diferenciar los sonidos? 3a parte

"En los primeros días de su matrimonio…surgió en ella un gran pudor sexual que la hacía preocuparse constantemente de que los vecinos pudieran oír alguna palabra o algún ruido a través del tabique, preocupación que acabó transformándose en desconfianza hacia los vecinos"
Sigmund Freud (1896)

“¿Eso que se oye, son cuetes, granadas, un transformador que explotó, o ráfagas de AK-47 o AR-15?” escribí en mi cuenta de Twitter: CamiloRamirez_ bajo el Hastag #chistesbicentenario así como “¡Mamá, mamá! ¿Qué se oye?” Ante evidentes detonaciones de arma de fuego, la madre, queriendo no asustar a su hijo, le dice: “No te apures mijito, es tu padre quien nuevamente comió frijoles con salsa de brócoli” Situaciones que condensan parte de la cotidianidad sonora de los ciudadanos de los estados del norte de México, quienes aterrados buscan abrirse paso para poder lidiar, no solo con el crimen y la inseguridad, sino con sus efectos aplastantes: no poder salir/trabajar/estudiar/divertirse/enamorarse/viajar.. a gusto. Justo ahí entra el humor en general, y el humor negro en particular, para hacer una operación sobre el miedo padecido, pudiendo –al estilo de malabaristas del circo del sol- subvertir el miedo, convirtiéndolo en risas y posibilidades.

En la segunda anécdota la madre contrarresta los efectos del terror, mintiéndole a su hijo al más puro estilo de “La vida es bella” (Italia, 1997) Recordemos brevemente la trama de dicha película: un tierno padre logra ocultarle a su pequeño hijo las atrocidades del holocausto judío a manos de los nazis. Para hacerlo, realiza la operación del chiste: toma ciertos elementos ya presentes en la historia (encierro, barracas, soldados, tanques, muertos) articulando nuevos elementos a partir de ellos, mismos que producen una historia diferente a la primera. El padre hace una intervención amorosa –como la madre del chiste de arriba- puesto que le habla a su hijo, en donde para el hijo se trata de un juego donde todos deben de ganar puntos para ganarse el tanque de los soldados, y para ello deben guardar silencio, trabajar, no molestar a los guardias, aguantarse y no comer. Apareciendo aquello de “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda para contarla” Gabriel García Márquez.

El discurso forma fantasías, referentes no solo para interpretar la realidad, sino para construirla. Otro de los efectos de los medios/miedos en quienes nunca han escuchado una detonación de arma de fuego, pero si las cientos de noticias sobre balaceras y ejecuciones, es cómo el oído queda saturado por un carácter erótico de fatalidad (“¿Cómo diferenciar los sonidos? 1ª y 2ª parte” El Porvenir, 11 y 25 agostohttp://columnacamilo.jimdo.com/ ) “¡es una balacera, vienen por mi!...considerando que es absoluta la persecución y el inminente daño, que hay que proteger la vida y las posesiones a toda costa. Cosas que, justamente, nunca se poseen del todo (vida y cosas) y siempre amenazan con perderse o verse afectadas. Si tememos tanto a la inseguridad y a la muerte, es justo por la importancia que cobran (cobran por la vida) pues no se viven el instante, solo se vive a futuro, por eso se experimenta siempre la muerte incómoda, y no como algo que es parte, no del futuro o del pasado de la vida, sino del presente, del instante. O ¿Acaso el narco inventó la muerte, la inseguridad, las contingencias de la vida?

camilormz@gmail.comhttp://columnacamilo.jimdo.com/ .

*Articulo publicado en El Porvenir, 8 septiembre 2010

Friday, September 03, 2010

¿Cómo diferenciar los sonidos? 2ª parte


La seguridad/inseguridad es paradójica: entre más se busca, más produce su contrario,
inseguridad. Algo similar sucede con la culpa y soluciones “motivacionales”: entre más se
quiere “hacer lo correcto, lo ideal” para no sentir culpa, más se reafirma. Entre más seguro
se quiere estar/permanecer, se es más vulnerable. Como aquella señora a la que se refiere
Freud, cargaba muchos paquetes, y por querer sostenerlos, se le cayó uno, cuando intenta
recogerlo, se le cayeron otros, se inclina nuevamente, queriendo tomarlos y se le escapan
otros…Lo mismo vale a la inversa: reconocer la vulnerabilidad permite resarcir algo de
la seguridad perdida, no quedar “secuestrado por el miedo” de manera absoluta, seguir
adelante. El miedo es imaginario: se teme más a lo que pudo/puede suceder que lo que
finalmente aconteció/acontece.

Una consecuencia práctica derivada de dichas experiencias, como lo muestra el saber
psicoanalítico: la mejor forma de protegerse es ocultarse a la vista, al estilo de “La carta
robada” Edgar Allan Poe. La misma estrategia del humor y el chiste, permiten decir lo
indecible: la verdad. Como experiencias en donde, “haciéndose los muertos” libraron una
ejecución; decir “Número equivocado o “You nou hablou españoul” al contestar el teléfono
y recibir la perorata de alguien que buscaba extorsionarlos. Son respuestas que se ocurren
al instante, no se pueden calcular ni planear, tampoco se pueden ofrecer como “tips” de
seguridad, “Usted debe de hacer esto o esto otro” pues son como la culpa: nadie puede
realizarlas, acercarse al ideal y dejan más desprotegidos (“Chin.. no pude, si le hubiera
dicho…”) Después de una conferencia de seguridad, alguien decía: “Ahora si ya tengo
mucho miedo, no sabía que todo eso se tenía que hacer para estar seguro”. Pues los avances
tecnológicos al mismo tiempo que nos permiten cierta independencia de la “naturaleza”,
condicionan más. No basta instalar cámaras de vigilancia (circuitos cerrados) que además
nunca tienen buena resolución, una vez que están en funcionamiento, se debe contratar a
alguien que se dedique a verlos. O aquella puerta repleta de cerrojos, candados y mirillas
panorámicas; pasadores, llaves de seguridad…dispositivos todos ellos que intentan impedir
el paso de alguien, de una amenaza…” ¿Acaso puede protegerme la casa de la muerte?”
(Jaime Sabines) ¿De qué protegerse? ¿De quién? ¿Quién amenaza y asecha, los de afuera
o los de adentro? Si se creé seguro es porque se opera con la ilusión “adentro” y “afuera”
La película “Cuando un extraño llama” (When a Stranger Calls, EUA; 2006) muestra
la superficie continua entre adentro y afuera, su topología (ver. Banda de Moebius) las
verdaderas amenazas están “adentro” entendido adentro, psicoanalíticamente, como
aquello ubicado en la exterioridad, en la superficie: el discurso de terror de los medios/
miedos, del Estado, referente discursivo (guión) necesario del obrar del crimen organizado.
Uno de los malestares que se presentan en Monterrey, NL, como en muchas ciudades de
México, es respecto a lo que se oye, no solo de día, sino sobre todo en las noches. (Ver.
Ramírez-Garza, C. ¿Cómo diferenciar los sonidos? 1ª parte. El Porvenir 25/08/10) El terror
es que todo sonido de estruendo (cuetes, juegos pirotécnicos, explosión de transformador,
de coche…incluso las mismas balaceras y granadas) ha quedado investido eróticamente por

la fatalidad (¡Vienen por nosotros, nos van a matar, a secuestrar…ha llegado el fin!) Así
como el amor entra por los oídos, el miedo hace lo propio desbordando los cuerpos. Por
ello las sensaciones seguridad/ inseguridad podrían también leerse como una irrupción de
un rasgo de erotomanía, de "ansia/terror/fascinación por la destrucción, el caos y la muerte;
una forma de vivir la vida erótica en tiempos de guerra y muerte. (Continuará en 3ª parte)

camilormz@gmail.com
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