por
Camilo Ramírez Garza
“La vida no es la misma sin futbol”
Jáuregui
Dice Juan Villoro, en su libro, que lleva el mismo nombre, “Dios es redondo”. Comentaristas y aficionados, llaman “catedrales” a estadios de fútbol –como las más grandes cantinas del mundo, para otros- Igual, se clama por “los dioses del estadio”, como incondicionalmente miles de fanáticos alrededor del mundo, asisten religiosamente semana a semana –truene, llueve o relampaguee- pierda o gane su equipo, al estadio, a apoyar a sus héroes, a esos artistas, que en el acto, construyen algunas obras maestras.
Todo este contexto festivo, como muchas otras cosas, muestra que el futbol no solo se reduce a simple deporte. Habrá para quien, el fútbol, solo sea negocio, un trabajo, transacción económica. Pero para el resto, es algo mucho más grande: una pasión, incluso a veces desbordada, al extremo de la violencia más intensa, al grado de agredir, amenazar y hasta dar muerte a un jugador (p.e. caso Cabañas y diversos futbolistas latinoamericanos, etc.) como decía Freud “La masa es extraordinariamente influible y crédula; es acrítica, lo improbable no existe para ella. Piensa por imágenes que se evocan asociativamente unas a otras, tal como sobreviven al individuo en los estados del libre fantaseo; ninguna instancia racional mide su acuerdo con la realidad. Los sentimientos de la masa son siempre muy simples y exaltados.” (Freud, Psicología de las masas y análisis del yo”)
El pasado fin de semana aconteció el clásico regiomontano número 91, entre el Monterrey y los Tigres, siendo favorecidos con el triunfo el club del Monterrey, 2-1. Previo al encuentro, en pasados juegos, sucedió que una chava-gringa, apodada al instante como la Güera del TEC, quien para deleite de unos y encono de otros/as se levantó en repetidas ocasiones la blusa, dejando al aire sus senos. Gracias a la inmediatez de la imagen, la nota surcó rápidamente la red. Escándalos, apoyo, rating, publicidad; otros, rasgándose las vestiduras, defendían el ambiente familiar, la moral y las buenas costumbres. Otro de los asuntos (“Vigilarán Chavas y Cheve” El Norte 14.02.10) fue la venta de alcohol, al realizarse el juego en domingo, el horario de venta vence a la 18 hrs. Por lo que la directiva –después de escandalizarse y condenar el destape de la güera- declaró que solicitaría la extensión de venta del tan preciado líquido, fue negado por las autoridades del municipio, por lo que se decidió abrir el estadio dos horas antes para que la gente pudiera tener “su tiempo familiar” con antelación. Otro asunto, no menos importante, es el del nuevo estadio del club Monterrey, el cuál se está planteando desarrollar en el parque natural La pastora, de los pocos pulmones naturales que todavía quedan en la región. El Movimiento Ambientalista Ciudadano, conformado por activistas, ecologistas y demás personas preocupadas y ocupadas por le defensa de las áreas verdes, supuestamente protegidas, ha lanzado una campaña “Si al estadio pero en otro lado” con lo cual no solo reconocen la pasión por el futbol, su importancia en el colectivo regiomontano, sino también la necesidad de contar con áreas verdes, protegiéndolas de la explotación de particulares, pues es costumbre que gobiernos de NL, tristemente, en cabildeo con diputados locales, donen terrenos para que particulares lucren con ellos: no teniendo ello nada que ver con la pasión por el fútbol. ¿Será más importante esta cuestión que la güera del TEC y la venta de alcohol?
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2 comments:
...Ante un estruendoso grito colectivo que sacudió a Argentina, una amiga le pregunta a otra: ¿se cayó la dictadura? y su amiga responde: "no; Argentina ganó"...corría el año 1978 y la Selección argentina de fútbol acababa de ganar su primer mundial, en su propio suelo, para placer de las masas, justificación de la dictadura y olvido de las atrocidades de la misma. Se trata de una escena del film: "La Amiga" de: Jeanine Meerapfel (Argentina-Alemania, 1988). El fútbol (dejando claro que a mí también me gusta y que desde luego también me aferro a esa pasión de multitudes) parece ser el circo romano contemporáneo, de hecho la estructura arquitectónica de los estadios está inspirada en el Coliseo Romano, siendo muy similares sus formas y espacios; ahora bien, yo he querido entender esa pasión desde el influjo mediático, la radio a principios de siglo XX y la tv desde mediados del mismo; cosa que supongo está muy ligada a la seducción de la publicidad, doy un ejemplo: a mediados de los 90 un columnista de algún periódico colombiano advertía de la alienación de que éramos objeto por parte de los telenoticieros; nada especial, cosa bien sabida ( aunque no por muchos); lo especial de la nota es que el editorialista acuñaba un término chistoso para referirse al dopaje mediático de la población: “ futcul” ( fútbol y culos) , mejor psicoactivo masivo no existía; primero nos mostraban apasionantes goles y seguidamente apasionantes culos femeninos en la sección de farándula – opino que mejor debía ser al revés, primeros los culos y luego los goles-. Pero la manipulación de las emociones estaba más que garantizada. Ahora que mencionas lo de la dama en topless, pues asocio aún más la cuestión; aunque en Colombia hay que sumarle otro elemento más: el narcotráfico... mejor lo expresa León Gieco en su canción “Para la Vida”: “en un país enfermo... jugamos juegos perversos, entre fútbol y guerra...”
En cuanto a la agresividad de los hinchas, los enfrentamientos de barra bravas y la muerte por el amor a un equipo de fútbol, te contaré que en Colombia sólo se presencian esas batallas campales a la salida de los estadios desde bien avanzados los 90, hecho que permite inferir que se trata de una conducta masiva importada que pareciera tener asiento en la fascinación que ejercían los Hooligan particularmente desde los 90, década en que el país se inundó de parabólicas y se comenzaron a hacer populares los servicios de tv por cable.
Debo decir que no solía ir al estadio los domingos pese a que vivía muy cerca (ciudad de Bucaramanga) , pero en cambio sí solía presenciar en compañía de unos amigos, un espectáculo que para quienes lo escenificaban parecía ser más emocionante y placentero que presenciar un partido y los culos, piernas y tetas de las porristas: los tropeles entre hinchadas – barras, fans, grupos de apoyo emocional, jejej, etc- a la salida del partido; comentábamos que en vez de atacarse a piedras, palos y demás entre barras o hinchadas, mejor deberían unirse y “tropelear” contra la policía que a ambos bandos golpeaba por igual; difícilmente los mismos guerreros dominicales organizarían una protesta contra el gobierno por no gozar de derechos mínimos como salud, vivienda digna, servicios públicos, etc. Parecería como si las manifestaciones de insatisfacciones sociales fueran desviadas hacia estos campos de destrucción mutua, aunque claro, ese es apenas un somero punto de vista sociológico; desde el psicoanalítico hay mucha tela para cortar; he especulado un poco al respecto, así que va una humilde petición Camilo: ¿qué tal otro u otros artículos haciendo hincapié en las pulsiones en relación con el fútbol? Algo así como el fútbol como objeto... mirá que es bien sabido que muchos hombres prefieren pasar una tarde de fútbol que una tarde de sexo... ahí queda la inquietud.
Por lo demás aquí hemos tenido episodios especialmente dolorosos con el fútbol, el caso más lamentable ha sido el del homicidio de nuestro “caballero del fútbol” Andrés Escobar luego de la eliminación de la selección Colombia en el Mundial Usa 94. Sucedió que Andrés marcó un autogol...y por eso lo mataron... por supuesto este hecho está relacionado a la vinculación de las mafias al fútbol colombiano. Confieso que desde ese fatídico 2 de julio de 1994 mi apego infantil al fútbol comenzó a ceder; pese a todo, “la fiebre” del mundial “salvaje” de este año como lo ha apodado un canal de tv, empieza a encender ánimos. A propósito la fiebre es un síntoma...
Habría mucha más que decir (acaso especular) pero lo dejo ahí.
Un abrazo Camilo.
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