por
Camilo Ramírez Garza
“La democracia es un abuso de la estadística”
Jorge Luis Borges
Lo colectivo, político y administrativo repercute en vidas singulares. Ya lo decía Freud, la psicología social es también psicología individual.
La estadística opera en bloques (ciudadanos, votantes, contribuyentes) no le importa la singularidad, aunque declare que si, su obrar lo evidencia a cada instante. Para muestras basta un botón: personas que asistían a tratamiento psicológico en un centro llamado COREDI (Centro de Orientación, Rehabilitación y Desarrollo Integral) del municipio de Guadalupe N.L. está próximo a desaparecer, ante la implementación de un nuevo centro de atención para adicciones: Centro de Integración Juvenil. Conozco el caso, precisamente porque superviso a más de 20 estudiantes del área clínica de la Facultad de Psicología de la UANL, quienes realizan prácticas profesionales (coordinando grupos, impartiendo charlas, atendiendo psicológicamente de manera individual y grupal a quien lo solicite)
Actualmente el centro está atendiendo alrededor de 194 personas (niños, jóvenes, adultos) más personas en lista de espera. El nuevo programa lo propone la administración de la Lic. Ivonne Álvarez, alcaldesa de Guadalupe. Más allá de discutir la pertinencia y efectividad del modelo de atención a las adicciones del CIJ, análisis que dejaremos para próximos artículos, sobre todo cuando las adicciones son el foco actual, pero lamentablemente solo se les piensa y trata como “enfermedades” y “trastornos” que afectan psíquica, social o biológicamente a las personas; que la cura depende de “cambiar cogniciones” (pensamientos) en la gente o en desintoxicarla, dejando fuera la experiencia singular que cada quien establece con su substancia: cómo es la pasión por dicha sustancia, qué es lo que obtiene de ella, cuál es su sentido singular, tópicos que se descartan para, “higiénicamente” en la línea del biopoder, hacer demagogia, negocio, negando su reverso enfermedad=recursos económicos y médicos (Limpiemos México, Antidoping escolar, caso Zhenli Ye Gon, recientes escándalos en centro de atención a adicciones, altas sumas de dinero para programas de adicciones, etc.) Me interesa abordar en este breve artículo las condiciones en las que se da dicho relevo, en donde por lo político-administrativo se aplasta lo singular, dejando a las personas sin mucha posibilidades de decisión, pues ya se decidió a otros niveles. Se enuncia a los psicólogos que se implementará un nuevo programa, por lo que deberán remitir a sus pacientes a otras instituciones, si acaso verlos todavía todo enero de 2010 y concluir, o en caso de reunir los criterios del nuevo centro, tener una adicción a una droga, permanecer. Hay que señalar que los que ya asisten lo hacen por problemas que van desde cuestiones que tocan al quehacer de las escuelas, problemas de conducta, problemas familiares, etc. siendo los de menor incidencia los de adicciones. Sin embargo, el discurso político – ¡Siempre aparentemente maravilloso, eficaz, pero muy ingenuo y cambiante cada período!- dice responder, científica y estadísticamente, a necesidades de la comunidad.
Lo paradójico es que dichos psicólogos/as que han trabajado más tiempo que ellos en dicho centro, se dan cuenta que no lo es. Con lo cual, la cuestión nodal es ¿Para qué implementar un programa que en dicha comunidad no se requiere? ¿Para hacerse de un inmueble, de recursos federales, estatales en la supuesta atención a las adicciones, demagogia política? ¿Por qué interrumpir las sesiones, individuales y grupales, de pacientes que están asistiendo, teniendo un vínculo con sus psicólogos, resolviendo sus conflictos? ¿Solo por cambio de administración, políticas publicas, nuevos programas? ¿Desaparecerán los humanos, sujetos hablantes, para dar lugar a los simples organismos “enfermos” a quienes se les tratará estadística y medicamente?