por
Camilo Ramírez Garza
“La democracia es el abuso de la estadística”
Jorge Luis Borges
Recientemente diversas administraciones públicas, locales y nacionales, se han dado a la tarea de someter a escrutinio a diversas de sus dependencias, como tránsito de monterrey y diversas policías; bajo el supuesto de estar realizando “Pruebas o exámenes de confianza”, “Filtros de confianza”, “Limpias en las corporaciones”, “De manos limpias”, “Limpiemos México”, “Calidad”, “Transparencia”, “Por tu Salud” (Lógicas biopolíticas)
Dichas pruebas consisten, desde pruebas laborales básicas, que cualquier departamento de recursos humanos realiza: selección y capacitación de personal, cumplimiento con las tareas encomendadas, horario de trabajo, hasta pruebas antidoping, psicométricas, incluso someterse al “detector de mentiras”, el polígrafo, el cual mide diversas reacciones fisiológicas: frecuencia cardiaca, sudoración, presión arterial, respiración, etc.; incluso existen unos más específicos que valoran la dilatación pupilar. Todo ello con el objetivo de, según se dice y cree, establecer cuerpos de seguridad cada vez más confiables.
A principios del sexenio pasado en México, a raíz del quehacer y declaraciones del entonces presidente Vicente Fox, se comenzó a debatir sobre el hacer público el expediente médico del presidente, en particular el mental (recordemos por otro lado que ese fue el caso de su defensa, problemas psicológicos, ante Roma, para que se declarara nulo su pasado matrimonio religioso, que finalmente fallado a su favor) así como de someter a todo candidato a un puesto de elección popular a una revisión psicológica, a un psicodiagnóstico. Seguramente no fue la primera vez ni la última en que se propone utilizar las “herramientas psicométricas” para realizar una medición de lo que se considerará como factores humanos, establecer un orden biopolítico en donde los humanos pierden el elemento que los hace sujetos (Ley, lenguaje) para convertirlos en simples organismos, todos organizados por el bíos, de ahí la persecución-cuidado respecto a la salud. Incluso en EUA se plantea, a raíz de las masacres en las escuelas, que se comparta un expediente único: sector salud, en particular salud mental, registro criminal y educativo, a fin de que sea consultado por las tres instancias: escuela –posteriormente del ámbito laboral-, hospital, sector de justicia.
Desde su inicio la psicología como ciencia experimental en 1879, que no es lo mismo que el surgimiento de la reflexión sobre el hombre, esa data de mucho tiempo atrás e incluso es opuesta en sus lógicas y aportes a la “científica”; pues ésta última partió de vincular la medición de reacciones fisiológicas (tiempos de reacción) para de ahí transpolar a nociones subjetivas, como la memoria, los afectos (tristeza, depresión, etc.)… ¡hasta que hoy tenemos una supuesta vinculación con la confianza! –Que no es de la psicología, sino de la política- entre evaluación psicológica y pruebas de confianza. Lo triste es que pocas personas que trabajamos en dicho campo, el psicológico, alcemos la voz tratando de abrir el debate no solo sobre la validez y confiabilidad de dichas pruebas, sino sobre su uso y, en última instancia, sus engaños e ilusiones. Como al idea “limpieza” no solo en las corporaciones, sino en los humanos, cuando justamente es desde la trasgresión de un orden, el biológico-instintivo, que los humanos surgimos creando cultura, a la vez que constituyéndonos por ella. La cuestión no si se si alguien es apto o no, a priori, sino cómo hacer que los que ya están (policía, tránsitos, maestros, policías, políticos, etc.) realicen su función, desde las lógicas de su quehacer, no tener que remitirlo a un “juez paralelo” (para-lelos) como les llamará Foucault, pues con ello lo que sucede –se advierta o no- se ve en detrimento la autoridad: ¿Si tienen –derecho, política, escuelas, etc.- que hacer uso de dichas herramientas psicológicas y médicas para decir quién es apto, no perderán ellos mismos su autoridad?
camilormz@gmail.com
http://camiloramirez.jimdo.com