Primero, se plantearon algunos casos de influenza en el Distrito Federal y San Luis Potosí, luego siguieron Querétaro, Tamaulipas, Nuevo León. También hubo brotes en otros países como EUA (California, NY) Finlandia, etc. La causa de la enfermedad, un tipo de influenza porcina transmitida al humano.
Las medidas tomadas por las autoridades de salud en México fueron de las más básicas, algunas de las cuales se suponen de sentido común, como cuidar la higiene en general, principalmente lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, taparse la boca al toser y estornudar, usar pañuelos desechables, evitar lugares muy concurridos, etc.) a las más complejas (uso de tapabocas y desinfectantes, suspensión de las clases del 27 de abril al 6 de mayo, cancelar eventos deportivos, etc.)
El día de ayer, lunes 27 de abril, finalmente se suspendieron en México todas las actividades escolares a todos los niveles, así como las actividades de esparcimiento (conciertos, juegos de futbol a puertas cerradas, cuando no cancelados, funciones de cine, comidas en restaurantes, etc.) Todavía algunos padres e hijos despistados y medio modorros se presentaron a escuelas de la localidad, por lo que fueron regresados a sus casas. Al preguntarles sobre aquello que lamentaban de dicho incidente, referían el haberse levantado temprano de oquis.
Por la noche del mismo lunes el secretario del trabajo del gobierno mexicano comentó respecto a las madres y padres de familia que por tener que cuidar a sus hijos o por presentar algún síntoma, podrían ausentarse de sus actividades laborales sin por ello sufrir ninguna pena de parte de sus patrones o descuento salarial. Así como respecto a las medidas ha implementar por las empresas al identificar algún trabajador con los síntomas de influenza: fiebre, dolor de cabeza, cuerpo cortado, diarrea, etc.
Otros de moral flexible han hecho negocio gracias a la tragedia. ¡¿Qué novedad!? Si ese es el mismísimo funcionamiento del mercado: inventar una necesidad -¿O necedad?- para después introducir el producto que la satisfaga. ¿Por qué no hacerlo cuando las condiciones sociales o naturales le han ahorrado el primer paso, gracias a un virus, un huracán, inundación, etc.?
Lo que evidencia este caso es el reverso perverso -extensión del otro que se supone altruista, pros-alud- tanto de los medios de comunicación como del mercado: lo que se quiere es vender y vender, generar mercado. Y el mejor contexto para hacerlo es la desesperación, pues ante la carencia o ausencia de confianza y/o esperanza en alguien o algo, surgen paladines que a ultranza tranzan haciendo surgir y conquistando al mejor comprador, aquel desesperado que no se detiene a reflexionar y discernir sobre la información que se le presenta, pues lo único que quiere es volver a sentirse tranquilo y seguro, por lo tanto se irá con quien le haga creer que le dará dichas garantías.
Desde anuncios de Farmacias, algunos jijosdesu… están vendiendo cubre bocas hasta por 70 pesos por un paquete de diez cubre-bocas que antes costara solo $7 pesos, ¡Méndigos! Promocionales de hospitales de primera (como el anuncio del OCA) que se publicitan con no se qué cuantas certificaciones internacionales, aprovechando muy bien la coyuntura. También las politiquerías y demagogias, que si como hay asido como haya sido "Monterrey" me quiere y me da dinero para los "analis" como reza el último anuncio de promoción del alcalde Madero, o que si x candidato ofrecerá no se que vacuna que ni existe; que si el doctor Simi nos curará, etc. Auténticas epidemias televisivas y spoteras, ¿De esas como vacunarse? ¿Cómo curarse?
Ellos son los verdaderos resident evil Los genuinos zombies que por más que se les intente dar muerte siguen y siguen, insisten y cada vez con más fuerzas; verdaderas epidemias sensacionalistas que, minuto a minuto, van expandiendo con sus discursos e ignorancia un mínimo de reflexión en sus televidentes, ciudadanos, clientes y votantes.
Por otro lado, para bien o para mal -lo veremos después- contrarresta la rica y creativa producción de material (chistes, versos, frases, fotomontajes, multimedia, etc. por ejemplo la cumbia de la influenza, ver youtube, o “Mario Netas del día de hoy martes”) de quienes no dejan caer los ánimos, introduciendo el humor como una forma de lidiar con los efectos -no de la influenza, que para el caso no es lo más aplastante- sino de la saturación de información que los medios de comunicación envían ininterrumpidamente, con sus dobles mensajes: todo está bajo control, hay que cuidarse, medidas que hay que tomar, etc. pero al miso tiempo: la tragedia asecha, todo está muy mal, con sus mensajes sensacionalistas, extremistas (“es una psicosis”, “histeria colectiva, bla, bla, bla) que terminan produciendo aquello que supuestamente deseaban evitar o controlar: el miedo, la angustia y la impotencia. Que, dicho sea de paso, la mejor forma de lidiar con estas cuestiones que alarman y angustian sobre la influenza o cualquier terror biopolítico que nos aceche, es darles trámite: identificar que es lo que humanamente se puede hacer en términos de medidas de higiene, hacerlo y listo, lo demás está fuera de nuestro alcance. No pre-ocuparse, sino ocuparse.
Ya veremos cuando todo esto haya pasado, cómo el mercado (viajes, ejercicios, cremas, productos, etc.)[1] y los medios de comunicación aprovecharán el halo de la influenza, entonces se dirá en la línea de la atención a los efectos, físicos y psicológicos, de la influenza: estrés postraumático, angustia, obsesión, que si se lavan las manos, que cuantas veces es lo normal, que si es normal que alguien presente miedos sobre entidades microscópicas, que si ya nadie quiere saludar de mano o de beso, que si porque somos así como sociedad, etc. etc. etc.
También han surgido ideas igualmente extremas en el sentido del fin del mundo, las plagas esperadas, el ocaso de la humanidad, el exterminio de la raza humana, el cumplimiento de las profecías, desde un Papa Nazi, un presidente negro, la influenza, etc.etc. Es el inicio del Armagedón del que ya se hablaba en el texto bíblico del Apocalipsis, etc. etc. etc.
Se producen gozosas manifestaciones del final, como lo cantara Morrison “This is the end/beautiful friend/This is the end/ My only friend/ The end of our elaborate plans/The end of everything that stands/ The end…”
Cuyo goce secreto implica el deshacerse de todo peso, responsabilidad y esfuerzo por el presente inexistente, no se diga el futuro; el deseo de caer, en donde las esperanzas se suponen perdidas, entonces todo coincide, ¡Todo se ha ido al carajo!
“We're going down in a spiral to the groundNo one, no one's gonna save us now, not even god!No one saved us, no one's gonna save us” (System of a Down, Tentative)
La gran bronca, lo triste es que no haya esperanza ni proyectos personales y que cualquier situación haga pensar a un sector de la población en “sí, viene el fin del mundo, sí, ya viene, todo se ha acabado, ya ves, nuestra desesperanza y sentimiento trágico melancólico -cual Emo de hueso colorado- finalmente está pasando, teníamos razón, no habría que esperar nada de nadie, finalmente moriremos” Con lo cual se revela la razón de la queja y el goce por la caída, la pérdida y el final de los tiempos: la carencia profunda de desear algo y esforzarse por hacer algo hoy, para entonces tener esperanza en un futuro hacia el que uno se aproxima, pues el futuro es el presente.
Si de algo padecen los niños, adolescentes y jóvenes (suicidios, accidentes velados, una drogadicción sinsentido, puro goce solitario y absurdo, etc.) al grado de matarse porque les dicen cosas en la escuela, o manifiestan no desear nada, es justamente por no tener sueños, deseos (frustrados, valga la redundancia) que sean motor y empuje. En vez de eso, goza, goza, goza, goza, goza…. Para después de un tiempo que te hartes y aburras, entonces aparecerá el aburrimiento desencarnado, más crudo y cruel, dando paso a la angustia.
Muchos de ellos ya se hacían –con lo divertido que pudiera ser, siempre y cuando uno pueda regresar a la comodidad de la vida estructurada- circulando las calles, avenidas y ¡los siete mares, como en Waterworld solitarios, como en la película de Mad Max , I am Legend, Resident Evil, armados hasta los dientes, matando zombies o seres extraños come sesos, buscando algo de comida y agua para beber, habitando una tierra de nadie donde se retorna a la lucha cuerpo a cuerpo (o como a dicho mi amigo Memo Rocha, puerco a cuerpo) revertiendo los valores actuales, situaciones donde el poder federal seguramente decretaría toques de queda, suspensión de la garantías individuales (estados de excepción) o incluso la aparición de un orden dictatorial dedicado a la limpieza, ya no solo étnica como la hitleriana, sino bequeriana. Y podríamos seguirle “echando leña a la hoguera” en la línea del goce de perecer, de retornar a lo inanimado.
Pero no es mi intensión alarmar o hartar más, sino plantear esa parte idiota e infecunda, pero al mismo tiempo gozosa, de quedar encantado/a/@ y fascinado/a/@ –somos incluyentes progenero, progay, menos prozombie- por la destrucción, dejarse caer, ver perdidas todas las esperanzas, en el sentido de la posibilidad de hacerlo todo, de no ser responsable de nada, solo habitar una especie de contexto gozosos. Como el que ahora muchos estudiantes y maestros se vieron en la necesidad de vivir un receso, que se recalca que no son vacaciones, no vaya a ser que la raza se emocione mucho, de cualquier forma el grito casi unánime de los estudiantes es, con sus respectivas variantes, por supuesto, no hay clases del 27 de abril al 6 de mayo, ¡Bendita influenza ora pro nobis secula seculorum amen! ¡Yupi!
Con lo cual la tragedia viene al dedo –como en el caso de la venta de cubre-bocas (ahora tal vez se empiece a ser mercado negro de cubre-bocas, en vez de la cocaína y la marihuana) para ser irresponsable pero con menos culpa, al cabo no es por mi que no trabajo sino por la medida preventiva de salud, y como ¡todo sea por el bienestar!
Jacques Lacan, psicoanalista francés bastante chistoso tanto en sus escritos como en su persona, planteaba, revirtiendo el sentido de la frase de Dostoievski, “Si Dios no existe todo está permitido” a “Si Dios no existe entonces todo está prohibido” La razón de ser de la prohibición de la ley en su función estructurarte, que al prohibir funda el deseo, no decir de la contención, el establecimiento de limites u regulaciones que posibiliten el orden, la cultura, etc. Pero podríamos plantear que dicha frase podría ya tener que reformularse a “Si Dios no existe entonces hay que morir” pues la frase de Lacan me hace pensar en el sentido de la creación humana gracias a la frustración (la carencia, la falta) que posibilita el desear, pero gracias a que existe un horizonte, un contexto, en el que es posible desear algo. Pensemos en un contexto educativo, familiar y social, en donde se transmita la idea del esfuerzo, de la lucha respetando las reglas –pues están nos contienen y nos posibilitan la convivencia- y ello en un contexto actual en donde mucha gente desea muchas cosas pero no quiere tener que sacrificarse y esforzarse, tales palabras suenen de otro tiempo, añejas, obsoletas, lo de hoy es lograr cosas sin esfuerzo, tales como estudiantes que desean ser profesionistas, pero su formación les pasa de noche, son pura pose, pura palabrería vacía y hueca, o gente que trabaja pero con el mínimo esfuerzo, solo deseando que llegue el fin de semana o mejor aún, los días de quincena. ¿No son esos zombies, muertos en vida? ¿Y unos más peligrosos, pues han fagocitado su propio cerebro y amenazan con ir teniendo cada vez más seguidores?
camilormz@gmail.com
http://camiloramirez.jimdo.com
[1] El día de hoy vi un anuncio donde una mueblería abre su anuncio con el ulular de una sirena ofertando comprar muebles vía electrónica para no estar en peligro de contagiarse.
1 comment:
Oie que interesante tu análisis. Yo fui de las tontas que pensó que esto era un complot en México para esconder una cosa realmente importante (como el chupacabras), pero cuando ví que se tornó internacional...decliné a mi idea y que tonta al pensarlo.
Mira que no me habia puesto a pensar en el efecto postraumatico.
Con tu permiso, pero voy a armar un correo para enviarlo a mis conocidos.
Eso si, sin restarle importancia o dejar en duda que esta enfermedad es algo grave y no caer en el bolsillo de otro.
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