por
Camilo Ramírez Garza
Tres sucesos con un elemento común. 1) Me refiero a los bloqueos violentos en diversas avenidas de Monterrey, N.L. 2) Un robo a una joyería de una plaza comercial. 3) Así como un joven psicólogo, digno de admiración, quien ahora cursa estudios de maestría, quien padece parálisis cerebral, al parecer, según declaró su madre a los medios, por complicaciones perinatales debidas a una negligencia médica. ¿Cuál es el elemento común? –se preguntarán. En los tres casos aparece un discurso políticamente correcto: el que indica que las victimas a priori son siempre inocentes.
En el 1º) la autoridad señala que no se pudo actuar con mayor contundencia debido a que entre los manifestantes se encontraban mujeres y niños. ¿El hecho de ser mujer y niño daría carta blanca para delinquir? ¿No sería la mejor lección, enseñarles desde siempre que no importa la edad o género que tengan, se deben hacer responsables de sus actos? ¿Por qué no hacer el pasaje de víctima a participe de aquello que se hace o se sufre, permitiendo tomar parte activa en la vida personal y social, que para efectos no hay diferencia, pues ambas se influyen y condicionan?
En 2º) uno de los tres ladrones que irrumpieron violentamente en la joyería, se caracterizó de otras dos “victimas inocentes” del discurso políticamente correcto: de adulto mayor y discapacitado; llevaba bastón y un collarín, además de lentes obscuros y sombreros; medio tembeleque se apoyaba de una mujer, “¡Pobrecita a de ser su pobre hija quien se quedó para cuidarlo!”
En el 3º) El joven psicólogo con parálisis cerebral ciertamente no tiene nada que ver con un acto criminal, pero posee el mismo elemento de “victima” pasiva, lo cual es paradójico, pues primero se maneja su gran logro: finalmente egresó de una carrera universitaria con un título en psicología. Justamente algo que le rescataría de quedar etiquetado por la noción de victima, pues ya tiene herramientas no solo para formarse sino para ofrecer algo, un servicio como psicólogo. Si entonces alguien dudase que el Lic. Julio pudiese dar un servicio, entonces no se le debió haber otorgado un título universitario; quedando todo reducido a teatro y demagogia académica, un falso “respeto” y deseos de “ayudar” al pobre discapacitado, junto a su pobre madre. Cuando de lo que se trata es de sacarlo de ahí y que él pueda ser útil. Su aparición en los medios era para solicitar a la comunidad, ¡y ahora quien podrá ayudarme!, el apoyo para comprar una Laptop que necesita para cursar sus estudios de maestría. ¡Qué qué! ¡Llegó a maestría en hora buena! Finalmente el Instituto de la Juventud donó la portátil tan necesaria. No estoy en contra de los apoyos y las donaciones, sino por la forma de obtenerlos: colocándose en la posición de victima ¿No habría sido mejor ofrecerle un empleo de psicólogo, con responsabilidades de verdad, que requiriera exigencia, y luego que el Lic. Julio se comprara su computadora con su sueldo? ¿No sería eso más inclusivo y rehabilitatorio –si queremos llamarle así- ya no verlo como alguien con parálisis cerebral, sino como un psicólogo que sirve a su sociedad, como declara el juramento durante el examen profesional? ¿Por qué volver a recordar esos fórceps que le dañaron su cerebro, cuando justamente ha vencido parte de la adversidad, haciendo de su trauma una posibilidad creativa de soluciones, compensando así sus carencias, saliendo adelante, dándonos un gran ejemplo?
camilormz@gmail.com
http://camiloramirez.jimdo.com
3 comments:
Por que creo yo mi querido Camilo que esa "victimzación" que se da en nuestro país se ha vuelto una idiosincracia, por que para ayudar a alguien tiene que ser víctima de algo si no ¿para que ayudarlo?, no se ayuda por gusto si no por necesidad por muy perversa que esta sea del aque que ayuda o del que recibe.
Hay que recordar que el mismo Freud tuvo que superar su teoría de la seducción, según la cual la neurosis era el producto de un abuso sexual sufrido en la infancia. Así, el psicoanálisis dio un gran paso al reconocer que no trabaja con víctimas.
Pienso que en la clínica constantemente hay que recordar este punto, ya que los pacientes buscan hacerse reconocer en lo imaginario, y esto es lo que hay que evitar. Por ejemplo, aquella persona que nos pide que le cobremos poco porque es pobre, porque debemos considerar su triste situación. Y justo al acceder lo reconocemos en su síntoma.
Una teoría que me agrada es la de Alfred Adler, quien considera que la motivación humana nace del sentimiento de inferioridad. Según Adler, la inferioridad del organo marca el camino del desarrollo mediante la compensación. Esto es que nuestros logros nacen como motivados por la falta. Piensen en un atleta de silla de ruedas: quizá si contara con sus dos piernas nunca en la vida se hubiera ejercitado.
Me parece atinado que Camilo señale la coincidencia de participación de la figura de la víctima en los fenómenos sociales que presenta.
Hay que recordar que el mismo Freud tuvo que superar su teoría de la seducción, según la cual la neurosis era el producto de un abuso sexual sufrido en la infancia. Así, el psicoanálisis dio un gran paso al reconocer que no trabaja con víctimas.
Pienso que en la clínica constantemente hay que recordar este punto, ya que los pacientes buscan hacerse reconocer en lo imaginario, y esto es lo que hay que evitar. Por ejemplo, aquella persona que nos pide que le cobremos poco porque es pobre, porque debemos considerar su triste situación. Y justo al acceder lo reconocemos en su síntoma.
Una teoría que me agrada es la de Alfred Adler, quien considera que la motivación humana nace del sentimiento de inferioridad. Según Adler, la inferioridad del organo marca el camino del desarrollo mediante la compensación. Esto es que nuestros logros nacen como motivados por la falta. Piensen en un atleta de silla de ruedas: quizá si contara con sus dos piernas nunca en la vida se hubiera ejercitado.
Me parece atinado que Camilo señale la coincidencia de participación de la figura de la víctima en los fenómenos sociales que presenta.
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