"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Wednesday, June 25, 2008


Bullying: el otro “amadodiado” y el “yotro”


Por

Camilo Ramírez Garza

Quines leen éstas líneas asisten a un acontecimiento sin igual que me llena de alegría: la invención de dos conceptos, es decir dos neologismos a partir de los cuales, en calidad de artefacto, podemos abordar algo “con nuevos ojos” o más bien con nuevas herramientas, como lo es el lenguaje: estos conceptos son, “amadodiado” y “yotro” Mismos que nos permitirán abordar algo que está en juego en el llamado Bullying: el otro.

A manera en como Freud aborda en “El chiste y su relación con lo Inconsciente” eso traumático que no desea reconocerse y que se desplaza a otras figuras del lenguaje, sirviéndose del juego de palabras, tomemos dos Witz (en alemán Witz se traduce al español como “chiste” pero posee otras acepciones: humor, agudeza, perspicacia; refiriéndose a esas ocurrencias que “ponen el dedo en la yaga” y que en nuestra lengua nombramos retruécanos, refranes, adagios, adivinanzas, albures, madreadas, cabúl fino, calaveras, taponedas, etc.) juegos de palabras que hacen vehículo a eso traumático que es imposible de agotar (significar) como lo es la sexualidad (amor) y la muerte, para aproximarnos a entender lo que está en juego en eso que se ha llamado, Bullying –con todas sus variantes- o acoso escolar.

“Portamos en el cuerpo eso que ustedes llevan dentro; los hacemos sentir dioses”
Dice José Emilio Pacheco, Fenómenos

“¡Y lo único que no te perdono es que no estés aquí para poderte decir….!”
Dice una mujer atormentada, personaje de un chiste grafico salido de la pluma de Quino.

En ambos Witz´s aparece ese otro, al que se le pega, insulta, agrede, odia pero igualmente se necesita (ama) para que esté ahí para recibir algo, ¿Un regalo? ¿Un insulto?; cumple un papel especular: ser ese otro necesario con el cual constituirse-acompañarse. Para que haya un Yo tiene que haber un no-Yo, el otro. “Al verte entonces sé algo de lo que deseo” Lo humano se constituye por la mirada de ese otro especular, que nos mira, habla, toca, acaricia, nos ama, nos odia, ese otro llamado en psicoanálisis lacaniano, el gran Otro (madre, cultura, Dios, etc.) Diferenciado del otro con minúscula, el semejante, el par. Desde donde proviene la rivalidad, lo mismo que la ambivalencia.

Al decir Sartre que “el infierno son los otros” basta con retomar la noción psicoanalítica básica: “El yo es otro” se constituye exo- (desde afuera) por la mirada y escucha de quines van haciéndole un cuerpo, al tiempo en que se asume la propia imagen, tanto en el espejo como en el “espejo” de otros. De ahí que lo que se mira y supone en otro, no es más que el propio mensaje venido desde afuera, de manera inversa –dirá Lacan. Lo más extraño (alien) será lo más propio, lo más familiar. “Lo que soy yo mismo no puedo verlo/Lo que veas en mi no puedo esconderlo” dicen los estribillos de “Desfile de antifaces” de Fernando Delgadillo. De ahí que la discriminación sea la puesta en escena del odio al goce del otro; a las formas de gozar (vivir, trabajar, disfrutar, etc.) que le son propias y que se “envidian” ¡Que calan por los ojos! que provocan el deseo que se clava por vía de la mirada.

De ahí que se precipite la agresividad como “ese” lugar que atrapa en la imagen especular del otro: el otro me mira, el otro me dice, el otro me observa, el otro me odia, el otro me critica, el otro es débil, el otro me mete el pie, el otro se ríe de mí, el otro se burla, el otro debe de morir….¿No será acaso también el lugar del otro, ese que se desea ubicar preferencialmente como el lugar del malestar por excelencia? ¿Si estoy mal es por los otros, yo soy una simple y desprotegida víctima más? ¿Y si cambiamos las expresiones anteriores por es las de amadodiado y el yotro? Vemos entonces que en el otro siempre hay algo de yo, al igual en el amor algo de odio.

camilormz@gmail.com




Friday, June 20, 2008

La Educación a la luz del Psicoanálisis
(1a parte)
Por
Camilo Ramírez Garza
Llamamos malestares escolares a aquellas situaciones que suceden en el contexto educativo y que representan dificultades tanto para la labor que ahí se pretende, como para las personas que ahí convergen: alumnos y maestros. Dificultades que –tal cual fue señalado por Freud- junto al psicoanalizar y gobernar, el educar comprende una de las tres actividades imposibles, que nos plantean problemáticas (retos) a solucionar como parte de sus quehaceres cotidianos.

Algunas de dichas dificultades aparecen como efecto de las transformaciones del ámbito educativo afectando los lugares y funciones de los que ahí participan, que a ejemplo de la empresa busca homologar sus procesos mediante las lógicas de calidad educativa, tal como regula las del mercado, así como por la declinación de un tipo de autoridad que otrora hiciera funcionar las cosas. Hoy los discursos políticamente correctos (derechos humanos, víctimas, etc.) plantean la democracia y transparencia a todos los niveles, que ejercer la docencia en estos tiempos se vuelve una tarea titánica, pues antes se podía resolver en lo privado situaciones que hoy tocan el ámbito público, como lo es decidir el castigo a un alumno que he hecho algo en la escuela, por parte de un noticiero vespertino que hace enlace en directo y llama a la sociedad y diferentes secretarías a emitir su juicio, a la par de que consulta con los expertos, que como bien lo señaló André Bretón, “lo saben todo, pero nada más”.

Es en este contexto donde se presentan dichas dificultades. ¿Cómo cuáles? Alguien le dijo o insultó a alguien; que un niño no quiere trabajar, que se porta mal, que tiene problemas de conducta, que tiene problemas de autoestima, que no pone atención, que no hace las tareas, que se la pasa distraído todo el tiempo, etc. etc. expresiones que si notamos a detalle, funcionan como lugar común que nos dejan sin saber nada, por lo que habría que analizar el caso en lo particular: 1) ¿Qué se dice que hizo el niño o niña en cuestión? 2) ¿Ante quién? 3) ¿Eso que se dice que hizo, cómo lo entiende, como lo toma quién ahí funge en el papel de la autoridad, maestro, directivo, padres, etc.)? 3) ¿Cuál fue la respuesta del maestro ante lo que hizo su alumno? Es decir, ¿Cómo encaró el maestro (padres, gobernantes, etc. cualquier persona en el lugar de autoridad) “eso” que se presenta como una dificultad en su práctica? 4) ¿Cómo respondió el alumno? Es decir cuáles fueron los efectos.

Tales puntos pueden orientarnos en nuestra labor docente, posibilitando responder a eso que sucede que se considera problemático; más que sacarnos de ella refiriendo con un especialista al alumno (pues incluso aunque el alumno sea remitido con el psicólogo el maestro no queda anulado respecto a la función de educar) es plantearnos encarar, es decir, implicarnos en lo que sucede ante nosotros, en última instancia todo maestro ante el cual se presenta una x problemática debiera preguntarse: ¿Cómo me toca, qué me plantea eso que el alumno hace? ¿De qué forma participo también yo-maestro-padre-directivo-autoridad, etc. en eso de lo cual digo que es un problema en mi trabajo y función? ¿De qué forma respondo (me hago responsable) de lo que sucede?

Preguntas que inscriben lo que acontece en un contexto determinado (escuela, casa, etc.) Ya que a menudo la consideración a priori de un “problema que alguien trae” bajo diferentes figuras neurológicas, genéticas, psicológicas y la familiares, en donde se le adjudica “el problema” a algo más (una enfermedad) fuera de la competencia de quien “ve” lo que sucede (los maestros y padres a menudo dirán que es un problema de la familia, del cerebro del niño o de la escuela) des-implicándose de responder ante lo que su alumno hace, es decir, lo más elemental: proponer algo para solucionar el o las cosas que son mis problemas de mi práctica, y no “los problemas” a secas de ese alumno.
La Eduación a la luz del Psicoanálisis
(2a parte)
por
Camilo Ramírez Garza
En el actual contexto educativo se presentan dificultades que les son propias de las mismas características que lo estructuran y pretenden organizar, en ese sentido, las dificultades son un efecto, más que una problemática que se pretende ajena y extraña. Tal como lo ha mostrado el psicoanálisis, lo más ajeno y extraño es lo más propio. Cada sociedad y escuela producen los alumnos que se merecen. Pero no en el sentido solo de castigo que viene de un agente externo, sino como consecuencia de las prácticas que le son propias, sea que reconozcan estas o no.

Una de las dificultades que a desde siempre se comenta es el predominio de la memorización por encima de la comprensión por parte del alumno (¿También del maestro?) de los contenidos del curso; que éste solo está buscando “pasar” la materia sumando porcentajes en vez de atravesar por una verdadera experiencia de aprendizaje en donde desarrolle habilidades que lo faculten para desplegar su acción en el campo laboral. Que los alumnos asistan a clases movidos por el deseo de aprender y no que estén al limite de faltas y calificaciones mínimas aprobatorias, etc. Para explicar semejantes malestares educativos se arguyen a diferentes lugares comunes, desde la pérdida de valores, pasando por la baja autoestima, hasta la poca responsabilidad y condena de ésta generación, etc. etc. Sin embargo si atendemos seriamente al hecho que se proponía anteriormente, cada institución educativa, cada escuela produce cierto tipo de alumnos, tendríamos que plantearnos la pregunta ¿Cómo participa la escuela en ese síntoma que algunos de sus alumnos padecen?

Llama la atención que es justamente la misma escuela la que se organiza matemáticamente en base a los criterios de evaluación. Es el mismo sistema que plantea ponderaciones. Y eso apunta al centro del asunto ¿Cómo es que, por un lado se plantean como requisitos para “pasar” la materia cierto número de asistencias y calificaciones mínimas aprobatorias, y por otro lado se espera que sean las excelsas virtudes trascendentales y búsqueda de la sabiduría las que debieran avivar la voluntad de los alumnos al asistir al salón de clases? ¿Cómo esperar un afecto diverso? ¿Cómo vincular al alumno durante su formación con los requerimientos de su campo laboral de la actualidad, si éste no va a disponer precisamente de un trabajo en donde desplegar dichas habilidades?

Ciertamente que la escuela desde su invención ha crecido aritméticamente. Motivo por el cual se han realizado disposiciones, programas, políticas educativas, criterios de acreditación, competencias para cada área y grado, sin embargo lo que se debe de transmitir la escuela no está en los programas estandarizados que homologan los procesos de presentación de información, calificación y evaluación, que tienen el objetivo de agilizar la administración de información (¿Qué, cómo, cuándo se hace que cosa?) es decir, no vendrán de la cuantificación de la experiencia de aprendizaje, sino del vínculo particular donde se produce esa experiencia que es el aprendizaje: la relación entre el alumno y su maestro. En donde cada uno participa de cierta forma especial: el maestro mirando y significando a sus alumnos, deseando algo para ellos más allá de la sola acreditación de la materia, en ese sentido, solo aquellos docentes apasionados con su función podrán transmitir algo, ser modelo que sostenga y permita un acompañamiento con sus alumnos. Pues el maestro, al igual que el psicoanalista, transmite más por lo que es que por lo que dice. Aquí cabría que cada maestro se planteara la pregunta en singular, para cada alumno ¿Quién es mi alumno(a) para mí? ¿Cómo participo en su problema? ¿Cómo puedo participar e involucrarme en la solución de su problemática? Qué, más que “pasarle la pelota” a otro, incluso especialista ¿Cómo encarar dicha situación desde la función que nos vincula?

Monday, June 09, 2008

SEMINARIO:

¿ Y AHORA QUE… ?
a cargo de:
Camilo Ramírez Garza
*



DIRIGIDO A: estudiantes y egresados de facultades de psicología

FECHA: jueves 12 de junio 2008
HORARIO: 18:30-21:30 hrs.
LUGAR: Café 16mm. Serafín Peña 746 Sur. Entre Padre Mier y Matamoros. Centro de Monterrey

COSTO: $ 200 pesos (Café o refresco incluido)

INFORMES:
83 46 20 09
Celular 0448 11 501 97 39
camilormz@gmail.com

ARGUMENTO:

Las realidades superan toda teorización. A menudo quines terminan sus estudios universitarios carecen de lo más elemental: ¿Cómo buscar y conseguir un trabajo? ¿De qué? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuánto?...

Interrogantes con las cuales se intenta abrir la experiencia laboral: ofrecer los conocimientos y saber-es que uno supone que posee. Como toda experiencia, hay que transitarla para advertir sus efectos; no hay a priori garantizado, todo es una búsqueda, cambio y apuesta, nada está dado.

Con ese talante nos disponemos abordar, por vez primera, acerca de la experiencia de buscar empleo en un campo particular como es el “psi”[1] Pues ¡No hay nada escrito! o al menos es tan privado y exclusivo que no circula en lo público, de eso no se habla ni se enseña, ¿Cómo cobrar? ¿Cuánto cobrar? Parecieran temas malditos, proscritos de ciertos ámbitos. En el contexto de la postmodernidad en donde lo seguro es lo inseguro; los puntos de apoyo (trabajo seguro, ahorro, seguridad laboral, etc.) se flexibilizan al grado de tambalearse; solo quines asuman ese riesgo podrán inventarse otras vías para subsistir y proponer algo, desplegar una práctica; los que no, se quedarán pegados padeciendo los efectos de ese malestar llamado homogenización de procesos, conocida también con el nombre malévolo de “calidad en el servicio”

* Licenciado en psicología (UANL) Maestría en psicología clínica. Especialidad en psicoterapia (UANL) Doctorando en Artes y Humanidades (ICAHM) Docente y supervisor área clínica. Facultad de Psicología (UANL) Escritor periódico El Porvenir. Atención clínica psicoanalítica a niños, jóvenes, adultos. Miembro Sociedad de Criminología Capítulo Nuevo León. Miembro de Anemos, clínica psicoanalítica. Blog: “Entre broma y broma…la verdad se asoma” http://camiloramirez-garza.blogspot.com


[1] ¿Se tratará en verdad de un campo? ¿Será acaso tal noción –la de lo psi- la que introduce ciertas dificultades y malestares en la búsqueda de empleo del egresado en psicología, quien intenta hacerse de un trabajo, labrarse un nombre en el ámbito laboral?