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psychoanalysis, culture, art and technology

Wednesday, October 03, 2007

¿”EL SUICIDIO” O LOS SUICIDIOS?

Camilo E. Ramírez Garza

Suicidio, proviene del latín suicidium (Sui: de sí, a sí; Cidium: acto de matar; caedere: matar, cortar) tal voz es de aparición tardía (s. XVIII) vinculada a la de Ego - y a la tradición judeocristiana- con la cual se nombra al sujeto, diferente de la griega, ύποκίμενον (hipokeímenon) que es el sujeto del enunciado, por lo tanto podemos decir que el suicidio empezó a existir a partir de tal significación, antes no se entendía de esa manera, por lo tanto dichas muertes eran inscritas en otro referente, por lo tanto no creaban síntomas y sufrimientos como los actuales.

Así como la muerte es parte de la vida, el suicidio es parte de la vida y las sociedades modernas que se pretenden organizar y regular mediante procesos estadísticos en base al control y la producción. Sin embargo en las estadísticas no “caben” las historias particulares, ni los actos concretos, ni mucho menos el sufrimiento.

Puesto que al hablar de suicidio no se trata de una vida en lo singular, sino de “La Vida”, se dirá “El Suicida” “El psicótico” o “El bipolar” (Como si solo fuera “UNO” encarnado por muchos) que atentó contra su vida o que no cuida su salud, como si LA VIDA y LA SALUD fueran entidades abstractas (universales, estadísticas y científicas) que hay que proteger de los sujetos que las portan, de los humanos que las afectan y no las cuidan. También se dirá que se trata del fenómeno de la violencia o del Bullying, como si con ello se dijera todo, elevando a lo Universal (una respuesta para todo) las razones de las preguntas particulares del caso en sí: ¿Quién? ¿Qué sucedió? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Qué nos dice? ¿Cómo leer ese mensaje? ¿Qué efectos produce?...

El miedo y molestia con quien se quita la vida, pues es visto como un criminal. P.e. se le habla amablemente, intentando negociar que se baje de la torre o de la cornisa, que se quite la pistola de la sien, para después amagarlo, tumbándolo al piso, esposándolo, deteniéndolo e internándolo, ¿bajo que cargos? ¿Cuál es su delito, su crimen? ¿Querer salir del mejor de los mundos posibles? ¿Negarse a vivir para producir y pagar, negarse a la sacrosanta salud? ¿Cómo alguien querría estar “mal”? ¿Ser peligroso para sí-mismo, para los demás?

Las respuestas no se dejan esperar, igual se habla de una supuesta psicopatología suicida, con una base neurobiológica subyacente, que de genes y factores de riesgo asociados: buscando la supuesta e imposible existencia previa del “ser del asesino” (de otros o de sí miso) o al menos en ciernes; que si por la música o los video juegos, etc. Para lo cual se entrevista a familiares, conocidos y amigos, así como a “especialistas” se hacen mesas redondas, buscando las “claves” -actividad “detectivesca” a priori- que se sabe de antemano que se encontrarán. Luego el cerebro y sus fluidos, que si bien participan y soportan estructural y fisiológicamente el cuerpo, no causan ni mucho menos motivan lo que se hace y dice; al contrario, el cuerpo es ya un efecto, por no decir producto, del lenguaje y la imagen, por ello es que se comporta de maneras extrañas a las nociones orgánicas que se pretenden, puras y formales, que descartan y desconocen, cuando no niegan, el paradójico deseo que atraviesa lo humano.

Estudiar con seriedad el suicidio, así como cualquier cosa de lo humano, nos lleva a interrogar el caso en lo particular, en su singularidad, entonces tal vez podamos saber algo de los mensajes de sus actos. Pues todo acto dice cosas, se puede leer. Mientras que la moral y ciertas psicologías clínicas y psiquiatrías de lo universal, aplicadas a todos los casos, aplasten el deseo y sufrimiento singulares, otorgando únicas explicaciones (cerebro, genes, bullying) a base de la cuantificación de variables, supuestos factores de riesgo, etc. e intentando prevenir mediante un mayor control y vigilancia (test psicológicos, pruebas, antidoping, pruebas de scanner, etc.) donde todo es visto como sospechoso, se estará garantizando encontrar (producir) eso mismo que se quiere pre-venir: pues toda prevención es en cierta forma una anticipación.

camilormz@gmail.com

1 comment:

Anonymous said...

suicidio, vida, muerte... son palabras que tratan de "contener" eso que no comprendemos, ¿por qué sorprendernos del suicidio y no de la vida?, ¿qué caso tiene una vida en muerte, no es eso un suicidio en vida?... se menciona que la vida muere cada segundo y si yo soy quién elijo darle continuidad a mi respiro para seguir viviendo, estoy eligiendo tambien una muerte por cada segundo de mi vida...¿suicidio?, ¿quién elige vivir en el inicio?...¿por qué evitar una elección en el fin? quiénes somos para "juzgar" el tiempo y forma de morir... ¿quién no ha fantaseado con su muerte?... sueño... imagino... vivo... muero... pero algo es diferente... el control es mío, la decisión es sólo mia... se requieren de dos para generar vida pero solo de uno para la muerte, eso lo hace más íntimo, único. Muerte... es una postura.... una condición de la vida. Aquél que la asume como suya.. realiza el suicidio... la muerte no es el tema, la vida es.

Asumir la vida es más difícil que asumir la muerte, porque en vida estamos muertos todo el tiempo y nuestra lucha constante es hacer del respiro algo consciente, algo único, una decisión que continuo tomando... mi decisión es vivir sobre la muerte... superar mi suicidio cotidiano.