"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Thursday, August 02, 2012

Angustia: contexto creativo*


“Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombrey eso es lo que realmente somos”
José Saramago


Eso que angustia y constriñe, y que por momentos amenaza con reducir al silencio, no esmás que la manifestación de algo propio de lo humano, su herida fundamental: la carenciade ser.

La mente surge de la cavilación, de la duda y del pensamiento que requiere siempre serpensamiento de otra cosa y de otra cosa, que al remitirse a ese “algo más”, se enlaza yteje la red del horizonte posible de lo simbólico del cual siempre escapa algo, un resto sinnombre: justamente lo real que se moviliza y con incomodidad se expresa en la vida y enel cuerpo como una falta de orden y sentido, que angustia: ¿Qué haremos con “eso”? ¿Locallamos? ¿Lo hacemos desaparecer? ¿Le preguntamos algo? ¿Nos planteamos algo a partirde esa experiencia?


 Eso, “Es” (pronombre neutro) decía en alemán Sigmund Freud, para dar cuenta del “Ello”,Eso que habla y que nos interroga. Y si Ello habla, dice algo: ¿Cómo es que lo dice? Ysobre todo ¿Qué dice?


En la angustia el sujeto se ve confrontado con algo que le es propio: no saber, no ser.Es una experiencia que tiene la dignidad de mostrarnos al tiempo que un contexto, unaposibilidad: el de la pérdida y la creación (“Todo arte se caracteriza por cierto modo deorganización alrededor de ese vacío” Jacques Lacan); hay muchas otras figuras: la caída,la huída, la expulsión…del paraíso, del orden instintivo, etc.


Cuando se considera la angustia como algo “malo”, un trastorno o una disfunción delmiedo, que se quiere medir con escalas e inventarios psicométricos para determinar quetanto es normal o anormal que alguien la experimente en su vida, a partir de lo cual segeneran estrategias (psicológicas y/o farmacológicas) para “tratarla”, meterla en ciertosparámetros normalizantes, solo se le está cuantificando. Y ello nada tiene que ver ni conla dignidad de la angustia (que revela algo fundamental de lo humano que siempre nosacompaña, a partir de lo cual se crea algo) ni con investigar su cualidad, es decir, su sentidopara el sujeto que la sufre. No es lo mismo buscar a toda costa y por todos los mediosde la tecnología bioquímica y del mercado que “se nos quiete” la angustia, adormecerla,para vivir como si eso “… que está dentro de nosotros y no tiene nombre” no existiera. Aque a partir de la experiencia de la angustia crear algo que permita organizarnos ante undeterminado pesar. Un trazo que hace la diferencia, por ejemplo: quitar una experiencia, pretender reducirla al silencio es por demás angustiante, mientras que interrogarnossobre lo que dicha experiencia nos dice sobre nuestra vida y ese punto específico de unacoordenada clavada en el cuerpo, como es la angustia, permite empelarla como una brújulade vida, una experiencia que permita a partir de su caos y premura que toca el cuerpo yla vida de quien la padece, organizar y decidir algo. Solo entonces eso que angustia, -considerado como malo y que se quiere hacer-desaparecer- se convierte en motor y fuentede creación y lógica de vida, al estilo de “Me angustio porque (Yo) no soy, luego organiza,creo, hago y emprendo”



http://columncamilo.jimdo.com
twitter: @CamiloRamirez_

*Articulo publicado en el periódico El Porvenir 1 agosto 2012

Thursday, February 16, 2012

El amor, el amor ¡Ay el amor!

Por

Camilo Ramírez Garza



Si el amor irrumpe como una “falla” –de pronto surge sin saber como ni por qué- algo se ve/encuentra en el otro a quien se ama; se pierde o destruye al intentar llevar dicho milagro de Eros al terreno de la seguridad y el control, entonces aquello sorpresivo del arrebato amoroso se pierde. Pues la seguridad y el control no se lleva bien con aquello evanescente del amor y del deseo; así como la felicidad en la vida, por paradójico que parezca, no radica en el control de todas las variables, propuesta biopolítica para el humano: pasar de la cualidad a la cantidad, a la cuenta que reduce las vidas singulares a simple cifra, moneda y estadística. ¿Cuánto vale ($) el amor? ¿Cuánto pesa? ¿Qué se ama cuando se ama a alguien? ¿Qué es ese “algo” (ese no se que que qué se yo) que se cree en el otro a quien se ama?


El amor surge sin cálculos ni formulas, sorprende, es un arrebato amoroso que quizás solo la poesía y la música,como las demás artes, logran dibujar, con lo imposible de retratar lo evanescente. Uno no programa de quién o cuándo enamorarse. “Aprenderás a amarme” –le grita con mucha autoridad el galán de telenovela a su imposible y lejana enamorada, ante lo cual ella no puede hacer nada. Ante la no correspondencia del amor, ella y él, están impotentes, limitados. El amor por ello es revolucionario, pues no admite reducciones al estilo del mandato de la política, la ciencia, latecnología y sobre todo del mercado. Por ello el amor es diferente a las relaciones-contrato al estilo del mercado donde el otro otorga un “servicio” a cambio de un producto y viceversa. El amor es un vinculo que no es estático, sino sujeto a laberintos, encantos y desencantos, que a sí como inicia puede acabar o atravesar diversos momentos, transformarse. Justo porque nada ni nadie, es siempre lo mismo y la misma cosa, así el amor también posee el dinamismo del cambio. Con la misma cuestión de que los cambios son riesgos ante los que a priori no se sabe qué surgirá; algo que se dice o hace, un cambio de amigos a novios a esposos a padres, y al revés, de novios a amigos, a nada, etc. nadie sabe con certeza qué es lo que dicho cambio en la vida de la pareja va a introducir, ni cómo los cambiará a cada uno. El peso de la rutina, su supuesta seguridad sobre lo que se hará tal o cual día, tal o cual fecha, etc. su aparentemente cansancio y fastidio, en ese sentido, también puede leerse como un miedo de no enfrentar lo verdaderamente traumático del amor: que no es seguro, que puede fallar, sorprender, transformarse, lo mismo que sí mismo o el otro.


El amor es un fracaso para jugar. Esto intenta decir que el amor en tanto elaboración ideal del otro y de sí (que todo sea perfecto, ordenado y sin fallas) es, además de una ingenua bella ilusión, una garantía condenada a mostrar su fracaso en la existencia del día a día. Ante lo cual se puede uno lamentar de que el otro no es lo suficientemente perfecto para sí –con la contraparte de que uno tampoco lo es, por supuesto- enojarse, si quieren, hacer berrinche, o recoger los efectos de la caída de los ideales mediante la estrategia del humor, (¡No hay amor sin humor!) justo porque del fracaso se puede uno enojar, pero también reír y sobre todo, aprender: que lo que falla del modelo ideal también es un desencantamiento que permite respirar, tranquilizarse, no ver la vida y el amor tan amenazadoramente, entonces se puede jugar y crear algo nuevo.


Twitter: @CamiloRamirez_


El amor, el amor ¡Ay el amor!

Por

Camilo Ramírez Garza

Si el amor irrumpe como una “falla” –de pronto surge sin saber como ni por qué- algo se ve/encuentra en el otro a quien se ama; se pierde o destruye al intentar llevar dicho milagro de Eros al terreno de la seguridad y el control, entonces aquello sorpresivo del arrebato amoroso se pierde. Pues la seguridad y el control no se lleva bien con aquello evanescente del amor y del deseo; así como la felicidad en la vida, por paradójico que parezca, no radica en el control de todas las variables, propuesta biopolítica para el humano: pasar de la cualidad a la cantidad, a la cuenta que reduce las vidas singulares a simple cifra, moneda y estadística. ¿Cuánto vale ($) el amor? ¿Cuánto pesa? ¿Qué se ama cuando se ama a alguien? ¿Qué es ese “algo” (ese no se que que qué se yo) que se cree en el otro a quien se ama?


El amor surge sin cálculos ni formulas, sorprende, es un arrebato amoroso que quizás solo la poesía y la música,como las demás artes, logran dibujar, con lo imposible de retratar lo evanescente. Uno no programa de quién o cuándo enamorarse. “Aprenderás a amarme” –le grita con mucha autoridad el galán de telenovela a su imposible y lejana enamorada, ante lo cual ella no puede hacer nada. Ante la no correspondencia del amor, ella y él, están impotentes, limitados. El amor por ello es revolucionario, pues no admite reducciones al estilo del mandato de la política, la ciencia, latecnología y sobre todo del mercado. Por ello el amor es diferente a las relaciones-contrato al estilo del mercado donde el otro otorga un “servicio” a cambio de un producto y viceversa. El amor es un vinculo que no es estático, sino sujeto a laberintos, encantos y desencantos, que a sí como inicia puede acabar o atravesar diversos momentos, transformarse. Justo porque nada ni nadie, es siempre lo mismo y la misma cosa, así el amor también posee el dinamismo del cambio. Con la misma cuestión de que los cambios son riesgos ante los que a priori no se sabe qué surgirá; algo que se dice o hace, un cambio de amigos a novios a esposos a padres, y al revés, de novios a amigos, a nada, etc. nadie sabe con certeza qué es lo que dicho cambio en la vida de la pareja va a introducir, ni cómo los cambiará a cada uno. El peso de la rutina, su supuesta seguridad sobre lo que se hará tal o cual día, tal o cual fecha, etc. su aparentemente cansancio y fastidio, en ese sentido, también puede leerse como un miedo de no enfrentar lo verdaderamente traumático del amor: que no es seguro, que puede fallar, sorprender, transformarse, lo mismo que sí mismo o el otro.


El amor es un fracaso para jugar. Esto intenta decir que el amor en tanto elaboración ideal del otro y de sí (que todo sea perfecto, ordenado y sin fallas) es, además de una ingenua bella ilusión, una garantía condenada a mostrar su fracaso en la existencia del día a día. Ante lo cual se puede uno lamentar de que el otro no es lo suficientemente perfecto para sí –con la contraparte de que uno tampoco lo es, por supuesto- enojarse, si quieren, hacer berrinche, o recoger los efectos de la caída de los ideales mediante la estrategia del humor, (¡No hay amor sin humor!) justo porque del fracaso se puede uno enojar, pero también reír y sobre todo, aprender: que lo que falla del modelo ideal también es un desencantamiento que permite respirar, tranquilizarse, no ver la vida y el amor tan amenazadoramente, entonces se puede jugar y crear algo nuevo.


Twitter: @CamiloRamirez_