"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Monday, August 11, 2008


UN CASO DE DROGADICCIÓN DESDE UNA

REDUCCIÓN BIOPOLÍTICA

para muestras basta un botón



por
Camilo Ramírez Garza

El día de hoy lunes 11 de agosto se da a conocer la noticia de que el cantante y actor mexicano Pablo Montero "fue detenido... por violar el programa de desintoxicación de drogas al que se vio sometido en Estados Unidos, y podría pasar un par de semanas en reclusión.
"Según fuentes del cantante, el coahuilense acudió a una Corte de Miami como cada mes desde el año pasado, cuando fue detenido por conducir erróneamente y portar restos de cocaína en el vehículo, pero el juez Jeffrey Rosinek reveló que los resultados del más reciente control antidrogas fueron positivos."A lo que declaró el actor: "Fue un consumo muy mínimo y me arrepentí en el momento, quisiera pedirle una nueva oportunidad, estoy entregado 100 por ciento a esto -al tratamiento- por mi familia, mi hijo y mi trabajo", solicitó el cantante antes de ser esposado.Sin embargo, la fiscalía rechazó la petición, por lo que el cantante permanecerá en prisión al menos hasta el miércoles, mientras sus abogados buscan la manera de reducir el castigo por la violación del programa.Montero aceptó someterse voluntariamente el año pasado al programa de desintoxicación para evitar un proceso legal que muy probablemente lo llevaría a la cárcel. Tras un examen antidoping mensual, Montero salió positivo también en marzo, lo cual causó la molestia del juez Rosinek, quien no obstante le dio una nueva oportunidad al mexicano." (EL NORTE. 11/08/08)
Lo que me interesa señalar en esta ocasión es respecto a la imagen que se muestra arriba: en ella aparece el cantante-actor a un lado de quien suponemos su abogado defensor, éstos rodeados de personas en la clásica sala de audiencias y juicios en EUA. Nada de eso es fuera de lo normal, solo al ver en segundo plano, como en esas imagenes de figura-fondo regularmente asociadas a la psicología de la gestal también conocida como psicología de la forma, es que en el fondo, específicamente en una de las paredes de un costado se aprecia una imagen que podría catalogarse como anatómica. En ella aparece el dibujo de un torso de un varon con ropa, pero superpuestas, imágenes de órganos internos, lo que se nombraría como transparencias desde la teoría y ténica de los test proyectivos, como el DFH.
Se pueden identificar el tracto digestivo, desde el esófago hasta los intestinos; pulmones, páncreas, higado, etc. El dibujo es coronado en la parte superior por la inscripción: ALCOHOL. Es curioso si tomamos en cuenta la posición del título de la imagen, diferente a la que se utiliza en el campo del arte. Ante lo cual podríamos aventurar alguna idea al respecto: len las imagenes o cuadros médicos el discurso preferencial o dominante (del poder, diría Foucault) es el que da forma a la imagen, es decir, es la palabra de la biopolítica con todas sus armas y estrategias (tecno-mercado-medicina) la que interpreta, es decir, la que dicta como se debe tomar una imagen, pretendiéndose constiuirse como "la verdad". Mientras que el en campo de las artes es la producción del artista, incluso éste haciéndose a un lado, la que habla; si acaso este deja un resto de su paso por su propia obra que ya no es más suya, sino posee cierta autonomía, poniéndole un nombre, un título, con el cual darle al observador un contexto para ver y apreciar su obra. Pero que culquiera sabe -salvo los muy legalistas y ortodoxos en el campo del arte, como pueden ser algunos criticos- que la interpretación del artirsta no es para nada "la intepretación" "la única verdad posible"
Lo cual pensando en la lógica biopolítica de la drogadicción la imagen se pretende des-afectivizaro o des-erotizar la relación de quien consume con su sustancia, predominando un punto de vista médico que victimiza a la totsalidad del organismo o a partes del mismo: "mira lo que le haces a tus órganos cuando...tomas, fumas, inhalas cocaína, etc." "pobres de ellos? ; incluso, por qué no pensarlo también en la relación de la ley que funda el deseo: ante la prohibición y la sentencia de el programa de desintoxicación se pone en marcha el mecanismo que haría emerger y con más fuerza la imparable pasión por las drogas.
En vez de advertir la pasión que une a alguien con su sustancia, con su amor-quimico. Así como para alguien es la comida, el juego, la bebida, etc. ¿No es acaso el mercado el primero en desear compradores asiduos y más asiduos, en otro lugar llamados adictos, que se les haga creer que "eso" que compran les hara gozar?
¿No son acaso esas estrategias explotadas por la mercadotecnia las mismas que estructuran el deseo humano: un deseo que se basa en la frustración y en la permenente promesa de un mundo, carro, cuerpo, felicidad...mejores, con una dosis de vida y muerte veladas pero intensamente presentes, tal el caso de consumo de sustancias, industria automotriz...? ¿De dónde toman su fuerza impulsora si no es de la promesa de poder tocar al menos unos breves instantes la intensidad del borde que separa la vida y la muerte? Pensémos en la velocidad, las drogas, las apuestas, cuidado de la salud, ejercicio....¿No son acaso todos ellos objetos que producen una cierta experiencia intensa?

Wednesday, August 06, 2008


MURIENDO A EXCESO DE VELOCIDAD


por
Camilo Ramírez Garza


Unos instantes antes de que cambien las luces del semáforo, arranca a toda velocidad que casi se estampa con otro que no se ha detenido ante la luz ámbar. Mientras otros a gran velocidad surcan las avenidas sin freno alguno. Después de todo la misma ingeniería vial se ha diseñado para quitar semáforos y bollas, so pretexto del “tiempo perdido” en embotellamiento (pasos a desnivel, puentes viales, etc.) mismos que otrora regularan la velocidad. Ahora todo mundo, o la mayoría, avanza a gran velocidad, siempre hay prisa, siempre hay premura, que pensar en disfrutar la lentitud de un paseo se vuelve imposible. Ya no se sabe esperar.

Recientemente en un lapso de dos semanas acontecieron fatales accidentes automovilísticos, justamente en una avenida, como lo es la Ave. Garza Sada, en donde recientemente se realizaron diversas adecuaciones (puentes elevados y en desnivel) a fin de eliminar los semáforos y agilizar la vialidad. Por lo que un automovilista al transitar por dicha avenida viniendo de la Ave. Félix U. Gómez, Morones Prieto o Constitución, se encuentra con un solo semáforo enfrente de la colonia Nuevo Repueblo, posibilitando desplazarse hasta la carretera nacional sin freno alguno. Motivo por el cuál la autoridad vial se ha dado a la tarea de instalar diversos agentes que monitoreen la velocidad de los automovilistas, mediante la medición de la velocidad vía radar.

Independientemente de la regulación de la autoridad, me interesa comentar, en este breve espacio, respecto a la pasión por la velocidad que tiene como efecto la muerte al volante. Partamos de la pregunta elemental: ¿Por qué manejar a altas velocidades? Alguien podría responder que por prisa, después de todo el mandato actual es “¡No hay tiempo que perder!” (Trabajo, escuela, diversión) todo se realiza deprisa. Si así fuera el caso, tendríamos que pensar que entonces nuestras premuras podrían ser peligrosas: se tiene tanta prisa por llegar aprisa, pero justamente esa prisa puede hacer anticipar o adelantar la muerte. De ahí la sabiduría del dicho: “Voy despacio que llevo prisa” El cual reconoce lo gozoso de la prisa y la urgencia, ¡La emoción! Y justamente por ello sugiere el freno, es decir la regulación del acceso directo al goce total, a fin de poder llegar, mantenernos con vida.

Es justamente porque la velocidad pone en juego el exceso de la vitalidad, primero de la máquina y después la propia, mediante la ilusión de ser-uno-con-la-máquina, de ahí la sensación de alcanzar la “libertad” al acelerar el automóvil, sentir la vida en el borde de la muerte. No por nada Andy Warhol, artista norteamericano representante del Pop-Art plasmará en diversas obras el accidente de automóvil. Así como también James Dean dará culto a la velocidad, al grado de perder la vida por es misma pasión. Basta con ver cualquier comercial de automóviles: todos son manejados a altas velocidades, al tiempo que se garantiza una excesiva seguridad. ¿Y no será que por sentirse tan seguros, se escurre por ahí el peligro, por la misma excesiva confianza de acelerar y acelerar al cabo las bolsas de aire frontales, las cortinas de aire, los censores, frenos ABS, harán su función? Y ¿Qué no decir de todas las medidas de la biotecnología (operaciones, fármacos, prótesis, seguros de gastos médicos, etc.) que pueden recibir al accidentado, dándole la ilusión de que es posible arreglarlo todo? ¿Acaso todo es remplazable?

Morir al volante constituye un exceso de pasión por la velocidad, produce lo mismo que mirar desde una gran altura: algo se suscita en el terreno de gozar inmensamente (in-mensamente, ¡mensamente!) al quitarle todo freno y regulación al acceso al goce, mediante el encanto del mercado que manda: ¡Tienes que gozar! ¡Ser lento es feo, aburrido! ¡Todo debe de ir en un dos por tres…en infinitum! Lo cual deja desprotegido y puede encaminar hacia la muerte; mientras que la restricción al introducir la frustración posibilita desear y experimentar culpa, y por lo tanto reparar, en si, ser una protección frente al deseo sin borde ni limitantes (goce) que en el caso vial es la función que desempeñan los semáforos y las bollas o topes.

camilormz@gmail.com