"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Monday, October 29, 2007

EL SUJETO, LA ESCUELA Y EL HOSPITAL

Camilo E. Ramírez Garza


“…las realidades del ingreso, la despersonalización sistemática que acompaña al proceso de convertirse en un paciente. Te cambian tu ropa por un pijama blanco anónimo, te ponen en la muñeca un brazalete de identificación con un número. Pasas a estar sometido a normas y regulaciones institucionales. No eres ya una persona libre; no tienes derechos; no estás ya en el mundo. Existe una analogía rigurosa con el proceso por el que uno se convierte en un preso, y todo te recuerda de forma humillante el primer día de escuela”


(Oliver Sacks, Con una sola pierna, 1984)


Tres ámbitos sociales: escuela, prisión y hospital, y uno más que les otorga cohesión, el de la ciencia ¿Qué tienen en común? La reducción u homologación del sujeto a lo “UNO”, a lo “Universal” reducido científicamente a un sujeto abstracto: sea alumno, prisionero o paciente; donde la individualidad –obviamente singular- es borrada y elevada a la formalidad de la abstracción de la definición y descripción teórica (nosolología); de la operacionalización de variables y métodos cuantitativos (educativos, médicos, penitenciarios, etc.) que lo estudian.

Sin tal abstracción del sujeto no hubiera sido posible pasar de los datos de la experiencia al plano formal de las elaboraciones teóricas, basadas en ciertas constantes; de la acumulación de experiencias al procesamiento de datos, por lo tanto la ciencia y tecnología no hubieran tenido lugar, puesto que el sujeto de la ciencia implica la reducción de los sucesos a hechos (variables) operacionalizados, es decir generalizados para una totalidad (muestra, universo) en donde la singularidad es descartada; de ahí que la ciencia pretenda des-ocuparse de cualesquier referencia a la subjetividad, por considerarla perturbadora en dicho proceso científico, tanto como en el científico como en los sujetos a investigar. En el caso de la escuela, describir el mejor método didáctico no en función de cada niño, joven o adulto, sino en función de los programas, resultado de la investigación, aunque ésta haya partido de otros sujetos y otras condiciones, de otros países, se aplica a todos por igual, manteniendo la ilusión que se está educando; en la medicina y el hospital confluyen no solamente enfermedades ideales y desencarnadas, sino condiciones que pertenecen a personas particulares, sujetos históricos poseedores de subjetividad; en ese sentido, su enfermedad no es “la enfermedad” sino un efecto propio que se vive y expresa de diferentes formas, no reducido en la realidad, sino solo en lo teórico, lo estático de los libros. En el caso de la prisión, donde se encierra a los sujetos considerados criminales, a menudo su palabra queda devaluada perdiendo su sentido (etimológicamente reo es quien cuenta algo) frente a las excesivas explicaciones neurológicas de su criminalidad, reduciendo su acto (crimen) al efecto del desbalance de sus neurotransmisores o una supuesta pre-disposición genética, con lo cual se le despoja a su actuar de su sentido: lo que quería decir con, así como su contexto social y económico, incluso político.

En el caso de las llamada depresión y ansiedad la psiquiatría las describe presentando índices de su incidencia (estudios epidemiológicos-estadísticas) es decir, a quién le “da más” factores asociados, síntomas conductuales (somnolencia, se la pasa sentado, no habla con nadie, “deterioro” de sus relaciones sociales y laborales) explicación neurobiológica subyacente y esquemas de tratamiento, descartando la singularidad de aquella persona que padece y sufre algo, a ella en lugar de escuchársele se le explica, pues la pretensión de la ciencia es poder explicar todo lo particular por lo general, haciendo el movimiento inverso, con los peligros que ello implica. Por ejemplo en el caso de Seung-Hui Cho, joven naturalizado norteamericano (aunque se recalca que era originario de sud-Corea) quien asesinara a 32 personas en la Universidad de Virginia Tech el 16 abril del presente año, las preguntas sobre sus causas (¿Por qué lo hizo? ¿Qué lo llevó a cometer ese acto, esos homicidios?) apuntan hacia la singularidad de Cho, son muy válidas, sin embargo las respuestas no provienen del estudio del caso único (testimonio, video, escritos, qué comunica, etc.) sino de las categorías universales de la teoría, supuestamente incuestionable: conductas anormales, impulsividad, neurobiología de la violencia, depresión, bipolaridad, autismo, etc. categorías donde el sujeto particular queda afuera.

camilormz@gmail.com



Wednesday, October 03, 2007

¿”EL SUICIDIO” O LOS SUICIDIOS?

Camilo E. Ramírez Garza

Suicidio, proviene del latín suicidium (Sui: de sí, a sí; Cidium: acto de matar; caedere: matar, cortar) tal voz es de aparición tardía (s. XVIII) vinculada a la de Ego - y a la tradición judeocristiana- con la cual se nombra al sujeto, diferente de la griega, ύποκίμενον (hipokeímenon) que es el sujeto del enunciado, por lo tanto podemos decir que el suicidio empezó a existir a partir de tal significación, antes no se entendía de esa manera, por lo tanto dichas muertes eran inscritas en otro referente, por lo tanto no creaban síntomas y sufrimientos como los actuales.

Así como la muerte es parte de la vida, el suicidio es parte de la vida y las sociedades modernas que se pretenden organizar y regular mediante procesos estadísticos en base al control y la producción. Sin embargo en las estadísticas no “caben” las historias particulares, ni los actos concretos, ni mucho menos el sufrimiento.

Puesto que al hablar de suicidio no se trata de una vida en lo singular, sino de “La Vida”, se dirá “El Suicida” “El psicótico” o “El bipolar” (Como si solo fuera “UNO” encarnado por muchos) que atentó contra su vida o que no cuida su salud, como si LA VIDA y LA SALUD fueran entidades abstractas (universales, estadísticas y científicas) que hay que proteger de los sujetos que las portan, de los humanos que las afectan y no las cuidan. También se dirá que se trata del fenómeno de la violencia o del Bullying, como si con ello se dijera todo, elevando a lo Universal (una respuesta para todo) las razones de las preguntas particulares del caso en sí: ¿Quién? ¿Qué sucedió? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Qué nos dice? ¿Cómo leer ese mensaje? ¿Qué efectos produce?...

El miedo y molestia con quien se quita la vida, pues es visto como un criminal. P.e. se le habla amablemente, intentando negociar que se baje de la torre o de la cornisa, que se quite la pistola de la sien, para después amagarlo, tumbándolo al piso, esposándolo, deteniéndolo e internándolo, ¿bajo que cargos? ¿Cuál es su delito, su crimen? ¿Querer salir del mejor de los mundos posibles? ¿Negarse a vivir para producir y pagar, negarse a la sacrosanta salud? ¿Cómo alguien querría estar “mal”? ¿Ser peligroso para sí-mismo, para los demás?

Las respuestas no se dejan esperar, igual se habla de una supuesta psicopatología suicida, con una base neurobiológica subyacente, que de genes y factores de riesgo asociados: buscando la supuesta e imposible existencia previa del “ser del asesino” (de otros o de sí miso) o al menos en ciernes; que si por la música o los video juegos, etc. Para lo cual se entrevista a familiares, conocidos y amigos, así como a “especialistas” se hacen mesas redondas, buscando las “claves” -actividad “detectivesca” a priori- que se sabe de antemano que se encontrarán. Luego el cerebro y sus fluidos, que si bien participan y soportan estructural y fisiológicamente el cuerpo, no causan ni mucho menos motivan lo que se hace y dice; al contrario, el cuerpo es ya un efecto, por no decir producto, del lenguaje y la imagen, por ello es que se comporta de maneras extrañas a las nociones orgánicas que se pretenden, puras y formales, que descartan y desconocen, cuando no niegan, el paradójico deseo que atraviesa lo humano.

Estudiar con seriedad el suicidio, así como cualquier cosa de lo humano, nos lleva a interrogar el caso en lo particular, en su singularidad, entonces tal vez podamos saber algo de los mensajes de sus actos. Pues todo acto dice cosas, se puede leer. Mientras que la moral y ciertas psicologías clínicas y psiquiatrías de lo universal, aplicadas a todos los casos, aplasten el deseo y sufrimiento singulares, otorgando únicas explicaciones (cerebro, genes, bullying) a base de la cuantificación de variables, supuestos factores de riesgo, etc. e intentando prevenir mediante un mayor control y vigilancia (test psicológicos, pruebas, antidoping, pruebas de scanner, etc.) donde todo es visto como sospechoso, se estará garantizando encontrar (producir) eso mismo que se quiere pre-venir: pues toda prevención es en cierta forma una anticipación.

camilormz@gmail.com